“Vamos a ser gestores y estimuladores de producción nacional y se produce combatiendo el contrabando”. Habiendo sido ministro de Industria y Comercio, el actual ministro del Interior debe saber que esa es una media verdad. Que la producción nacional se desarrolla impidiendo el contrabando es un paradigma obsoleto porque se agota en una sola faceta del problema. La gente compra precio y calidad. Elige el producto nacional si es competitivo o el de contrabando. Nadie come basura sólo porque sea made in Paraguay.
Existe un ejemplo de cómo se produce con eficiencia. Es el de la industria láctea. En los años ’70, dos plantas procesadoras (EPA y San Celestino), intentaron copar el mercado interno de lácteos. No lo lograron. Por entonces tomábamos leche cruda, con todos los riesgos sanitarios imaginables. Eso, hasta que empezaron a entrar productos brasileños, principalmente leche entera y descremada en sachet, yogur y postres. Se estaba creando el mercado de leche procesada pero las industrias nacionales no alcanzaron a encajar con su oferta. Quedaron por el camino mientras las góndolas desbordaban de “importados”.
Entonces aparecieron los menonitas con su producción basada en calidad y precio competitivos. Las cooperativas del Chaco central, a las que luego se unirían otras de la región Oriental, no exigieron que antes se cortara el contrabando de similares, brasileños o argentinos. Ganaron la partida en base a una producción láctea estandarizada, eficiente procesamiento industrial y buena gestión comercial. Con el tiempo, los productos extranjeros fueron reduciéndose hasta prácticamente desaparecer. Les hubiera sido más cómodo a las cooperativas si primero les limpiaban el terreno de contrabando. Pero no perdieron tiempo esperando. Actuaron y se ganaron el mercado.
Un ejemplo de lo contrario es el de los tomates. El de producción nacional dura unas pocas semanas y cuando se agota la producción buena, quedan los rezagos de pésima calidad. Es entonces cuando el contrabando viene al rescate del consumidor, librándolo de la basura cara que se le quiere obligar a comer. Eso pasa hace décadas. En el rubro hortalizas, clave para una mesa equilibrada, no hemos aprendido nada, aun cuando abunden la tierra, el sol y el agua … pero escasee la capacidad de organización de productores que, ante el fracaso, echan la culpa al contrabando. De manual.