Francisco quiere pedirle personalmente que detenga la invasión a Ucrania, pero el presidente ruso se resiste a concederle una reunión. “Estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer”, dijo el Papa Francisco en varias ocasiones desde que hace 77 días se inició la fatídica invasión rusa a Ucrania.
Las palabras de Francisco siempre estuvieron acompañadas por gestos. El 6 de marzo había visitado a 19 niños ucranianos, víctimas de la guerra y de enfermedades graves, internados en el hospital “Bambino Gesú”, del Vaticano.
Durante la audiencia general del 6 de abril produjo una fuerte señal al besar una bandera ucraniana que le trajeron de Bucha, la localidad masacrada por las fuerzas rusas, y el 15 de abril, con ocasión del Vía Crucis de Viernes Santo, una mujer ucraniana y otra rusa llevaron la cruz en la anteúltima estación.
Finalmente, el 3 de mayo Francisco sorprendió al decir que, antes de ir a Ucrania, su prioridad es viajar a Moscú. Señaló que “es necesario que el líder ruso conceda alguna ventana”, lamentó que “hasta ahora no tuvimos respuesta y estamos insistiendo; Putin no puede o no quiere hacer un encuentro en este momento”. Y completó: “Soy sacerdote, hago lo que puedo. Si Putin abriera la puerta…” (Agencia IP)