Por Benjamín Fernández Bogado
Los problemas administrativos del Ministerio de Salud son de antigua data y en esta administración, desde el inicio de la gestión de Mazzoleni. Un reumatólogo; nada dado a administrar nunca nada, que le han dado un monstruo infestado de corrupción al que no ha podido domar desde el primer día. Cuando vimos el presupuesto del año 2019 acabar, y su Ministerio sólo había ejecutado el 46%, todas las alarmas tendrían que haberse prendido, pero no pasó eso.
Vino la pandemia, vinieron 500 millones de dólares para sacar del letargo a este ministerio y de nuevo, la ejecución no alcanzó el 4%. Hay que decir las cosas por su nombre. Mazzoleni es un inútil en términos administrativos, y lo sabíamos. Y cuando aquí en esta columna dijimos, hay que ponerle un grupo administrativo de primer nivel, un task force, un equipo de tareas específicas para este propósito, incluso trayendo gente del sector privado, estabamos viendo con claridad que esto iba a ir al fracaso.
Mientras Villamayor lo acribilla y lo hunde diciendo que no necesariamente por ser bueno en el consultorio tendría que ser bueno administrando, Giuzzio dice “parece que estoy hablando a estúpidos”. No sabemos si se refiere a Villamayor o alguien más del gabinete, pero lo cierto es que la incompetencia de Mazzoleni en términos administrativos le está costando mucho a este debilitado gobierno de Abdo.
