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La fuerza del resentimiento

En el mundo existen países que tienen en común además de historia, cultura y tradiciones que se denominan en guaraní: teko o ethos en girego. América latina es una región que reúne personas y hechos en común que hacen de las  comparaciones una tarea  nada fácil  aunque surjan cuestiones comunes como el resentimiento. Aquí entre nosotros ese “odio larval” juega un rol importante en nuestras élites políticas Es un combustible que los mueve generalmente hacia horizontes sombríos.

Sabemos que en cada sistema humano de trabajo, ya sea este académico, deportivo, familiar, laboral y social existen no solo maneras de actuar o de ser sino también movimientos y estrategias desarrolladas no solo por la forma de ser del elegido o electores sino sobre todo por su realidad que lo determina. Por eso los comicios definen a los países pero también definen a los electores y elegidos. Desafortunadamente en esta parte del globo no estamos al nivel  de Europa u otra región rica del mundo , aquí por el contrario la pobreza es un factor común y lo que ella produce en la gente  como forma de ser es el resentimiento  y el odio que define la manera de gobernar y ser gobernados.

Es más dañino para el análisis político del país —y más difícil encontrar soluciones— si se reducen las explicaciones de la popularidad del presidente  a  los  resentimientos comunes. Los griegos temían más a los resentidos que a los que odiaban.

Si queremos mejorar la democracia debemos mejorar las condiciones de vida de la gente de manera tal que el resentimiento ni el odio sean los grandes electores sino por el contrario la fuerza del amor y del servicio emerjan con claridad en favor de todos

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