Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
La flexibilización de la cuarentena como propone el Gobierno no es una cuestión nada fácil en un país que tiene una muy larga tradición de déficit cultural aplicado a los comportamientos colectivos. Aquella expresión que dice no siempre la mejor decisión individual es la mejor decisión grupal puede perfectamente aplicarse a esta pandemia que vive el mundo y que también golpea fuertemente a Paraguay.
La idea es que se vuelva en pequeños grupos donde todos sepan que no tienen el contagio del virus y con eso evitar la propagación, requiere, reitero, una gran disciplina de hacer ese tipo de comportamientos en las actividades de tipo laboral. La cantidad de test hasta ahora por debajo de 1.000 tampoco es una garantía porque no nos da la suficiente convicción de que tenemos menos casos que realmente supone haber aplanado definitivamente la curva de propagación, y si a eso sumamos la impresión del propio ministerio que dice que todos deberíamos enfermarnos para desarrollar los anticuerpos colectivos, no parece recibo por la cantidad de tiempo que esto presupone en el comportamiento social.
En concreto, la flexibilización que propone el gobierno es un riesgo enorme, una especie de ruleta rusa que comenzamos a jugar a partir de ahora con todo lo esto supone. Si no sale la bala al momento de percutir la pistola excelente, ¿pero si sale?
