Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
El Gobierno ha decidido, vía decreto, empezar la tarea de desescalada del proceso de cuarentena en el que había impuesto a todo un país para evitar la propagación del coronavirus y sus efectos demoledores. Podríamos decir a partir de ahora que empezamos una dura prueba.
No hay ningún tipo de certeza de que esto vaya a funcionar, pero no puede ser sostenible más el malhumor de la gente, el malestar en términos económicos y los graves problemas presupuestarios del Estado paraguayo.
Lo que el Gobierno ha dicho de nuevo es que no tiene una idea concreta de qué es lo que va a traer consigo esto, porque hay varias voces que se contradicen.
El ministro dice una cosa, el encargado de epidemiología dice otra, el que se encarga de enfrentar el problema a los hospitales dice que una cosa completamente distinta, se tendrían que poner de acuerdo los tres y otras autoridades para tener una sola voz en torno a este tema.
Decir que empezamos una desescalada porque ya no se puede aguantar económicamente punto 1; punto 2, porque tienen comprobaciones científicas de que realmente estamos en buen camino y 3 que realmente si se diera de nuevo una nueva oleada con números altos, tendríamos que volver a cuarentenas estricta, como ya se aplicaron en Madrid y en París en este momento en capitales europeas que tienen un sistema de salud mucho mejor que el nuestro.
Ciertamente, el ciudadano tendrá que cuidarse casi como si estuviera en cuarentena, esa es una de las cuestiones centrales, porque pedirle al Gobierno que ponga a la corrupción en cuarentena y empiece la desescalada de la impunidad, pareciera ser una cuestión absolutamente imposible conociendo las capacidades y también la completa ineficiencia cuasi criminal de varios estamentos públicos.