Pilotos paraguayos en la II Guerra mundial
Por Cristian Nielsen
En 1943, la II Guerra Mundial atravesaba su cuarto año de beligerancia. Quienes habían desatado el conflicto, Hitler y sus aliados de Roma y Tokio, ya habían experimentado suertes diversas. La batalla de Inglaterra, peleada entre julio y setiembre de 1940 sobre los cielos británicos, había acabado con una rotunda derrota de la Luftwaffe. La Operación Barbarroja, el intento de asalto nazi al corazón de la Unión Soviética entre junio y diciembre de 1941, fue liquidada por el “general invierno” que destrozó el dispositivo alemán en Stalingrado en donde fue capturado uno de los “mariscales estrella” Hitler, Friedrich VonPaulus. El año 1943 vio también el final de otra epopeya nazi, la del Afrika Korps y su emblemático comandante, el general Erwin Rommel. Después de una fulgurante racha de triunfos iniciada en 1941, el desgaste acabó en la aplastante derrota de Rommel en El Alamein a manos de los británicos.
Así estaban algunos de los escenarios bélicos en Europa y el norte de Africa.
¿Y EN EL PARAGUAY?
En 1943 el Paraguay se reponía apenas del brutal fin del héroe del Chaco, José Félix Estigarribia, muerto en un accidente aéreo el 7 de setiembre de 1940. Higinio Morínigo ejercía la presidencia en medio de las turbulencias sindicales de la época y las constantes conspiraciones políticas. Morínigo nunca había ocultado su inclinación filo fascista que lo ponía en una situación bastante inestable frente a EE.UU. en lucha contra el eje. De hecho, el 13 de setiembre de 1940, apenas una semana después de asumir, Morínigo había declarado la neutralidad del Paraguay frente al estado de guerra entre Alemania, Francia y Gran Bretaña. Algo parecido a Argentina, también supuestamente neutral pero con gobiernos de una mezcla de civiles y militares entusiastas de Alemania.
En medio de este escenario de turbulencias políticas locales y de vorágine bélica con realineamientos en casi todo el mundo, surgió la idea de que aviadores paraguayos fueran a darle una mano a los aliados.
Todo un capítulo aparte.
PARAGUAYOS AL ATAQUE
Fue en 1942 -según reporta Gustavo Galeano en su sitio aeronauticapy.com- que el capitán piloto aviador militar Félix Zárate recibe una invitación del arma aérea de Brasil a integrar dispositivos de patrullaje aéreo en el Altántico sur, por entonces sujeto a frecuentes incursiones de submarinos y buques de superficie alemanes.
Se la había cursado el coronel Henrique Dyott Fontenelle, director del flamante instituto aeronáutico de Campo dos Afonsos, en Río de Janeiro. La idea de Dyott era que pilotos paraguayos que se habían graduado con honores en la propia escuela carioca, participaran de las misiones llamadas “de protección aérea” a bordo de aviones norteamericanos de última generación estacionados en bases brasileñas.
¿Tripular aviones yanquis, desde territorio brasileño, para hostigar naves de la Alemania nazi con la que abiertamente simpatizaban numerosos jefes y oficiales paraguayos de esos días? Qué compromiso y, sobre todo, que oportunidad perdida de pilotear aviones que ni en sueños esperaba tener la aviación militar paraguaya de esos días.
Fue Juan Bautista Ayala, entonces embajador paraguayo en Brasil, fue quien zanjó el problema. Autorizó a Zárate a encabezar un grupo de 10 pilotos paraguayos que participaría de misiones de
vigilancia y cobertura del Atlántico Sur muy frecuentado por los u-boats alemanes y algunos corsarios de superficie, entre ellos, el legendario Garff Spee hundido en 1940 en aguas del Rio de la Plata, no demasiado lejos de allí.
Sólo la enorme autoridad moral y profesional del general Ayala, héroe de Toledo en 1933 durante la Guerra del Chaco, impidió que el episodio terminara en una crisis.
Así, los pilotos paraguayos se lanzaron a la misión de conjurar amenazas contra la integridad territorial de América del Sur.
LA “DECENA DE ORO”
Fueron los capitanes Félix Zárate Monges, Ismael Florentín y José A. Duarte, los tenientes primeros Pedro Cataldo Raina, Epifanio Ovando y Eladio Velázquez, los subtenientes Horacio Acosta, Abraham Giubi Redes, Eladio Zárate y el teniente de fragata Pedro Nolasco Oviedo quienes integraron aquel selecto grupo de pilotos aviadores militares, una verdadera “decena de oro”, los llamados a cumplir con la misión encomendada.
Para el efecto, la Fuerza Aérea de EE.UU. había destacado hidroaviones Consolidated PBY Catalina, del mismo tipo que en 1955 habría de rescatar de Argentina al prófugo presidente depuesto Juan Domingo Perón, conducido al Paraguay por un Catalina con bandera paraguaya al mando del teniente Leo Nowak. Asociados a cazabombarderos, los PBY cumplían una misión de vigilancia, alerta y hostigamiento de naves enemigas, y también de eventuales rescates de pilotos derribados.
Hoy, seis de junio de 2021, se cumplen 77 años de aquella hoy casi ignorada misión de aviadores paraguayos quienes, en coincidencia con el desembarco aliado en Normandía, contribuyeron hacer más seguro un mundo sacudido por uno de los regímenes totalitarios más sangrientos de la historia de la humanidad.