Comentario 3×3
Por Benjamín Fernández Bogado
Este largo confinamiento social nos ha llevado a profundizar aspectos que tienen que ver sobre la claridad de la democracia, el nivel de representación que tenemos y especialmente la asunción de la realidad y los hechos por parte de la clase política.
Pareciera que existe en su interior un claro desprecio, no solo a estas dos cosas, sino a la honestidad y a los principios. Todo aquello que no se debe hacer normalmente y aún más en tiempos de pandemia, lo hemos visto emergen con claridad en la acción de muchos de ellos.
La pandemia dejó de ser un tema de salud, al menos en el Paraguay, para convertirse en una cuestión de corrupción, de cuestiones que tienen que ver con el robo que ocurrió en el proceso licitatorio y ahora el pedido que hace el Congreso al presidente de la República para que vaya y rinda cuenta sobre en qué se gastaron los recursos asignados a este propósito.
Hay otros que también piden que se dé a conocer en qué y de qué forma se gastaron las donaciones que recibió el Estado paraguayo. Ahí veremos que, en realidad, si sumamos los US$ 1.600 millones asignados por el Congreso, las donaciones y otros recursos estaríamos hablando de casi US$ 2.000 millones en estos más de 70 días.
Es el momento que la política se reconcilie con los principios, la honestidad y los hechos porque esto no puede seguir de la misma manera.