Salvo farmacias y tiendas de comida, todos los demás establecimientos (bares, peluquerías, estudios estéticos) permanecerán cerrados en Italia hasta el 25 de marzo.
Italia sigue siendo una única ‘zona roja’, después de que la noche anterior el primer ministro, Giuseppe Conte, anunciara el cierre de todas las actividades comerciales, a excepción de los servicios públicos esenciales, farmacias y tiendas de alimentación, al menos durante las próximas dos semanas. Una medida extrema, la primera de este tipo en un país europeo, que ha puesto al país en cuarentena para tratar de reducir los efectos de la epidemia, que ya supera los 10.500 infectados y 800 muertos.
Los hospitales y centros sanitarios de la región de Lombardía, la más afectada por la expansión del coronavirus, se encuentran al límite de su capacidad. La situación es crítica en la provincia de Bérgamo, con más de un millón de habitantes, donde los expertos creen que podría encontrarse un nuevo foco de contagio similar al que obligó al aislamiento de Codogno y otros 10 municipios del norte de Italia, tras declararse en la zona el primer brote hace tres semanas.
Las autoridades locales han advertido que ya no quedan cámaras mortuorias disponibles en los hospitales de la zona y los tanatorios de las dos ciudades son insuficientes. Los féretros están siendo trasladados a varios cementerios e iglesias, donde se acumulan en espera de poder ser incinerados. En la pequeña población de Zogno, el párroco ha decidido tocar las campanas fúnebres una sola vez por cada fallecido, para evitar tener que estar haciéndolo en continuación, cuenta ‘Il Corriere della Sera’. Los funerales están prohibidos en todo el país, según el portal elmundo.com