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Honradez y función pública

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Cuesta mucho encontrarlas habitando la misma persona

¿Es exigible la honradez en el ejercicio de la función pública, desde el Presidente de la República hasta el funcionario más humilde? Sí lo es, pero sólo desde lo moral. Ninguna ley, empezando por la de la Función Pública, contempla la exigencia de que para optar a un empleo en el Estado se deba demostrar “rectitud de ánimo, integridad en el obrar” (honradez), “dignidad en los actos y en las palabras, conforme al estado o calidad de las personas” (decencia), “rectitud, probidad, intachabilidad” (integridad). Gracias RAE.

Se parte del supuesto de que para aspirar a formar parte de la administración del Estado, la honradez, la decencia o la integridad deberían ser prerrequisitos. Mucha gente que sirve en la administración pública reúne esas condiciones. Pero en el fragor cotidiano, los indecentes, los sinvergüenzas y los cleptócratas hacen tanto ruido que ocultan y devalúan los años de trabajo en silencio de la mayoría bajo verdaderas montañas de exacciones, hurtos, malversaciones, coimas, sobornos, saqueo de cajas y manipulación de compras directas o licitaciones que pudren la función pública a lo largo y ancho del país.

Lo peor de todo es que sólo una insignificante porción de estos delincuentes enfrenta juicio por malversación, mala administración o enriquecimiento ilícito con fondos públicos. Y de esa minúscula parte, una minoría absoluta llega a estado de sentencia y aún así, casi todos logran escapar con una deshilachada reprimenda judicial, alguna multa y la generalmente inaplicada prohibición de ejercer cargos en el Estado. Por lo pronto, se van a su casa a disfrutar de lo robado y a seguir haciendo obscena exhibición de su botín de filibustero. Es más. Abundan los sujetos que, habiendo sido procesados y con prontuario aún sin cerrar en la justicia, son incluidos en listas de candidatos a intendentes, concejales, diputados o senadores. A las puertas de unas elecciones municipales, empieza a aparecer gente que, en vez de una hoja de vida plena en realizaciones personales, presenta un crecido expediente judicial que chorrea actos de inmoralidad perpetrados en su tiempo de funcionario del Estado, nacional, departamental o municipal. Y ahí lo veremos, sonriendo cínicamente desde su afiche de campaña, pidiendo que se lo vote.

Honradez y cargo público rara vez se llevan bien. Las más, se agarran a patadas.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.