Para la joven paraguaya de 24 años, Sandra Araceli Sanabria González, estudiar en Taiwán, además de permitirle conocer otro idioma y otra cultura, significó tener que desarrollar mucha inteligencia emocional, aprender que caer está permitido, pero levantarse es obligatorio e intentar las veces que fuera necesario.
“A veces hasta lloraba, y pensaba que no iba a poder, pero me secaba las lágrimas, y hacía lo que tenía que hacer y después de toda esa experiencia salís con más fortaleza y confianza”, comentó la ingeniera industrial y administración, egresada de la prestigiosa Universidad Tecnológica de Taipéi.
La universitaria se encuentra en espera de poder regresar al Paraguay y mencionó que está muy agradecida y con ganas de aprender más que nunca. “Fue un desafío personal que cumplí, pero estoy consciente que como profesional me queda un camino largo para recorrer y ya sea desde Taiwán o trabajando en Paraguay, estoy dispuesta a recorrerlo y anhelo poder aportar algo a mi país en un futuro”, mencionó.
Hay una frase que siempre llega a la mente de la joven egresada: “cambiar las hojas, pero conservar las raíces». Explicó que sigue teniendo la misma esencia, una persona con muchísimos sueños e ideas locas en la cabeza, pero más madura, con una visión de la vida muy distinta y sobre todo, consciente.
«Todo eso fue gracias a la situaciones incómodas que me hicieron salir de mi zona de confort y a la gente que fui conociendo por el camino, que además son unos genios a los que admiro y agradezco por todo lo que aportaron a mi vida a nivel educativo y personal”.
Lo más difícil de todos estos años fue estar lejos de su familia, en especial en fechas como navidad o cumpleaños y salir a lo desconocido sin saber lo que te espera.
“Todo puede resultar difícil, depende de qué tan dispuesto estás a adaptarte al cambio y a aprender el sistema de cada cosa, pero Taiwán es el mejor país donde podes independizarte, es muy seguro, los sistemas de transporte son muy convenientes, la gente es muy amable y después de un tiempo, hasta te gusta el olor de la comida del mercado nocturno”.
EL INICIO
Sandra contó que sus primos estudiaron en Taiwán y siempre fue una chica muy ambiciosa con ganas de superarse. Uno de sus primos le dijo “tenés que prepararte para venir a Taiwán, vos tenés buenas notas”, entonces desde 7mo grado se propuso mantener sus calificaciones y estudiar inglés para poder ir.
“Recuerdo que yo a todo el mundo le decía: tengo que estudiar porque me voy a ir a Taiwán. Cualquier persona que me conoció en ese momento va a corroborar que era una pesada con ese tema, hubo inclusive gente que me dijo: déjate de macanada esas cosas no son para pobres, pero gracias a mi mamá que creyó en mí, incluso cuando ni yo lo hacía, presenté los documentos, fui a la entrevista y hoy estoy acá”.
EN LA PANDEMIA
Cuando inició la pandemia, sintió un poco de miedo por estar tan cerca de China, sin embargo, confió en la capacidad que tiene Taiwán para enfrentar este tipo de situaciones inesperadas.
“Desde que salió la noticia estuve más preocupada porque llegara el virus a Paraguay a que llegara acá. Lo primero que le dije a mi mamá fue que no se preocupara que Taiwán es un país muy preparado, pero que empezara a comprar tapabocas y alcohol en gel por si el virus se propagaba”.
Resaltó que hoy en día Taiwán ya está con más de 100 días sin reportes de Covid-19 y siguen utilizando tapabocas y tomando otras medidas.
“Acá la vida se siente prácticamente igual, me siento muy afortunada de pasar esto en un país como Taiwán, pero a la vez muy preocupada por mi familia y amigos en Paraguay. Como siempre digo, hay cosas que no están en nuestras manos, siempre encomiendo que tomen las medidas necesarias que es lo único que podemos hacer en este tipo de situaciones”.
Finalmente, envió un mensaje para que más jóvenes se atrevieran a vivir una experiencia como esta: “Hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo. La suerte es lo que pasa cuando la preparación se junta con la oportunidad. Así que a dar siempre lo mejor de uno que de por ahí es tú día de suerte”.