Salyn Buzarquis, senador nacional por el PLRA, señaló que el precio del combustible depende del precio internacional. Sin embargo, afirma que el Gobierno puede aplicar medidas paliativas para mitigar el impacto en la población.
“El Gobierno no puede decir que no puede hacer nada. Cuando sube el precio internacional, automáticamente sube el precio del combustible. Sin embargo, cuando baja el precio del petróleo nunca baja el precio”, cuestionó.
LIBRE MERCADO
Algunos analistas afirman que los precios se rigen por el concepto denominado “libre mercado” (se rige por la oferta y la demanda). Aplicando este concepto a la situación geopolítica este es el resultado; la guerra entre Rusia y Ucrania generó sanciones a la primera nación. Una de ellas es el embargo de parte de la producción y la prohibición de que sea adquirida en Europa occidental.
Como Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo del mundo, esto genera que la oferta disminuya y como la demanda continúa igual, hace que se disparen los precios.
Para Buzarquis, no se puede aplicar el concepto de “libre mercado” ya que no existen muchos emblemas. Afirmó que lo que ocurre en nuestro país es en realidad un oligopolio (un grupo de empresas operan en bloque actuando como si se tratase de un monopolio).
“Regulan en la práctica el mercado. Hacienda y el Estado no hacen nada. ¿Dónde está la Conacom (Comisión Nacional de la Competencia) y la Sedeco (Secretaría de Defensa del Consumidor y del Usuario)?”, cuestionó.
El legislador lamentó que hace unos días haya bajado el precio del crudo. Sin embargo, esto no generó ningún impacto en los precios locales. A diferencia de cuando ocurre en sentido inverso, donde los incrementos son casi automáticos.
“Hasta el emblema más pequeño tiene reservas para 60 días. Petropar tiene para 90 días. Es decir, que pueden aguantar ese lapso de tiempo con el precio anterior. Hay que defender a la ciudadanía. Hay que ver cuánto está su depósito y a cuánto compraron”, culminó.
FERREIRA
Amilcar Ferreira, economista, dijo por su parte que el problema no es tan simple. Sostuvo que Paraguay es un país importador neto por lo que el negocio es completamente libre (no se puede regular los precios).
“Lo máximo que puede hacer el Estado es, a través de Petropar, comprar lo más barato que pueda y disponibilizar. Los emblemas son libres de vender al precio que quieran. Si los demás emblemas vender caro, Petropar puede vender más barato y por la vía de la competencia obligar a las demás a bajar sus precios”, explicó.