Silicon Valley o el valle del silicio no es uno de los espacios en los EEUU donde brilla la seguridad, calma y todo lo que hace a un lugar anhelado para vivir o trabajar. Es un lugar de desafíos. De subidas y bajadas aunque se haya convertido con los años en una referencia de creaciones tecnológicas sigue siendo un espacio donde se encuentran seres humanos lo que significa que no está libre de imperfecciones aunque se hagan y desarrollen productos que signifiquen una gran entrada de divisas para sus creadores y socios del emprendimiento. Es también la referencia de fracasos sonoros y costosos.
Lo que ahora llama la atención de este lugar es que la máquina de exageraciones de la industria tecnológica siempre pregona un nuevo “genio” nuevo, y aún no ha aprendido la lección.
No se trata de cualquier valle mundial sino es un lugar donde nacieron Facebook, Apple, Netflix y Google, que están cotizadas en la bolsa de valores entre las más importantes empresas por su buena posición y constante producción de aplicaciones y productos que conquistan al mercado consumidor de tecnología.
Hoy día en que la moneda virtual o bitcoin ha empezado a ganar un lugar importante en la agenda financiera, se habla también ya de su fracaso o de errores que implicaría darle uso a este dinero, que ya tiene a referentes presos y pasando momentos difíciles en la cresta de la ola mediática que es la moneda bitcoin.
Golpe duro
El 12 de diciembre , el deshonrado fundador de criptomonedas, Sam Bankman-Fried, fue arrestado por cargos de fraude en las Bahamas, lo que marcó un final dramático para su reinado como jefe del ahora desaparecido intercambio de criptomonedas FTX. Su arresto se produjo pocas semanas después de que la ex fundadora de Theranos, Elizabeth Holmes , fuera sentenciada a más de 11 años de prisión por cargos similares. Muchos señalaron las similitudes obvias: cada fundador fue considerado un niño prodigio de Silicon Valley y atrajo la aclamación de los medios y millones de dólares en inversiones antes de una espectacular caída en desgracia.
Historias cómo las descriptas ya son parte de la serie conocida de emprendimientos de silicio que no presentan la fortaleza necesaria para sostenerse y seguir adelante cómo empresas de éxito que no terminen despidiendo a un gran número de empleados por caprichos personales y continúen prosperando con trabajo e innovaciones para el mercado que es el que los sostiene.
Y merece siempre atención, cuidado y respeto por parte de los creadores, jefes y todo el personal que desde el valle del silicio se encuentran pensando y lanzando al mundo desde auriculares hasta plataformas de sistemas operativos para nuestros dispositivos y cuya experiencia de vida no es ni se etiqueta con el rostro feliz que usamos como emoji en nuestros teléfonos por tener a muchos trabajadores que replantearan sus carreras al darse cuenta de que quizá esos trabajos tan bien pagados no eran lo que realmente querían. Ahora, las grandes tecnológicas están viviendo un éxodo masivo de empleados hartos del estrés y del agotamiento.
Algunos vuelven al home office donde no solo programan sino tienen sus huertas y dedican su tiempo a la producción de artículos hechos a mano que luego son ofertados y vendidos, al estilo de la vieja escuela de nuestros abuelos.
Que afortunadamente no han llegado a sufrir estas crisis mentales en su juventud y han puesto su energía en ocuparse y no tanto en preocuparse o llevar al extremo los problemas y crisis de sus emprendimientos, que son casos habituales en California.