El cerebro es un órgano complejo ubicado en nuestro cráneo sobre el cuello y entre los hombros con muchas funciones importantes en nuestro sistema cómo el control del movimiento y de las funciones corporales involuntarias como el latido del corazón y la digestión, además de ser el centro del pensamiento, el aprendizaje, la memoria, las emociones, el comportamiento y cómo funcionen nuestros sentidos para asimilar bien la información que capten. Según Gladys Kali, experta en neurociencia; «Hombres y mujeres tienen cerebros distintos pero complementarios».
Por ejemplo, sabemos que los cerebros masculinos tienden a ser ligeramente más grandes, mientras que los femeninos muestran mayor conectividad entre los hemisferios a través de un cuerpo calloso más desarrollado.
Ninguno es mejor que el otro, son distintos de física cómo funcionalmente pero se complementan, por eso aunque seamos distintos física, emocional o intelectualmente. No debemos vivir comparando nuestras habilidades sino complementarlas o perfeccionarlas combinando las aptitudes en el trabajo, hogar, escuela, colegio, universidad, familia o barrio para hacer posible éxitos comunes entre mujeres, hombres, niños, jóvenes y adultos que mientras sigamos con vida estaremos relacionamos entre todos dejando cuando partamos en lo posible buenos ejemplos de convivencia el uno con el otro para prolongar esos estilos de vida.
Saber mas sobre sus funciones
En la mente de quienes quedan para que continúen estudiando, trabajando o relacionándose en orden con otras personas y seres vivos que tengan cerebros con la capacidad de reflexionar y responder en lo posible bien y en armonía a nuestro medio ambiente y entorno social. Una autora de «Neurociencia aplicada al estrés» explica que las diferencias en el funcionamiento del cerebro suponen una riqueza para la vida familiar y social porque en la sociedad siempre existirán mujeres y hombres de diversas edades, tamaños, gustos y tendencias específicos.
Más allá de los mitos sobre multitarea o racionalidad, la neurociencia confirma que hombres y mujeres aportan talentos complementarios que fortalecen la creatividad colectiva para llegar a soluciones que beneficien el bien común y no particular porque una relación amorosa no está formada por una persona, no hay familia sin papá, mamá, hija e hijo, tías, tíos, abuelas, abuelos y cualquier miembro y su género, cómo en cualquier lugar, tiempo y condición que exista en la vida social que tengamos. Donde existirán diferencias que en lo posible debemos evitar destacar o compararlas sino tratar de integrarnos y complementar las ideas y juicios de todos en donde y para qué existimos juntos dónde, cuándo, cómo y para lo que sea.
La experta, formada en Harvard y Cambridge, ayuda a profesionales a optimizar su rendimiento laboral y personal a través de la neurociencia aplicada, explica que los estudios de neuroimagen muestran cómo el cerebro masculino suele establecer más conexiones dentro de cada hemisferio («lo que favorece la concentración, la orientación espacial y las decisiones rápidas»). Eso finalmente no lo hace mejor que nada o nadie, solo distinto cómo el africano, europeo u oriental que aunque sean distintos físicamente; pueden ver, escuchar, moverse, hablar y pensar sino igualmente, lo hacen y esto es suficiente para integrarlos en cualquier equipo humano para entre todos pensar y trabajar por el bien de la comunidad sin darle valor a su apariencia, ideas o género.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion e intereses particulares