Los desfiles “Crucero” de Louis Vuitton siempre se desarrollaron en destacadas estructuras y escenarios arquitectónicos. En ocasiones anteriores, la firma francesa realizó pasarelas en la residencia de Bob y Dolores Hope en Palm Springs, el MAC en Brasil, el Museo Miho en Japón o el TWA en Nueva York.
Ahora, California se convirtió en la nueva parada del viaje arquitectónico de las colecciones Crucero, específicamente en el Instituto Salk en La Jolla, condado de San Diego. Nicolás Ghesquiere, director artístico de las colecciones femeninas de la firma francesa, encontró inspiración en este escenario, según la revista internacional Vogue España.
El Instituto Salk (California), una edificación terminada en 1965, se muestra imponente con un diseño arquitectónico que fusiona audaces líneas con espacios íntimos. La estructura constituye un tesoro de la arquitectura moderna, con impresionantes vistas sobre el Océano Pacífico.
En la infraestructura, se realizó la presentación de la nueva colección femenina de Louis Vuitton, que fue muy similar a una pintura abstracta: cada espectador sacó sus propias conclusiones de las prendas de características futuristas y mitológicas.
Las creaciones de tinte futurista constituyen una marca del diseñador Ghesquiere, que siempre se destacó por enseñar en sus colecciones un mañana distópico, lejos de lo utópico. De una manera compleja, con siluetas y estilismos, difíciles de traducir, la colección apostó por brillos metalizados en alusión al sol.
Vuitton incluyó tonos metalizados en todas sus variantes. desde “total looks” plateados hasta abrigos “oversize” en tonos dorados. Las combinaciones cromáticas también se destacaron con pantalones dorados, tops plateados y cobrizos o botas en plata.
Además, otro de los protagonistas del desfile fue el contraste de toques metalizados con la aspereza de materiales como el lino o tejidos “tweed” ligeros, teñidos en una paleta de grises y marrones.
La mitología relacionada al astro solar se dio de la mano de pliegues de estilo milenario, con faldas similares a las togas, que podrían vestir a alguna figura mitológica de la antigüedad. Las lentejuelas, las bermudas y las zapatillas metalizadas también fueron piezas importantes de la presentación.
La fascinación por la imagen de la mujer guerrera se hizo presente en la colección femenina de la firma francesa, con vestimentas en alusión a Atenea o las amazonas, Juana de Arco y otras referentes que forman parte de la muestra de diosas de Vuitton.
Los looks más destacados, que cerraron el desfile, venían integrados con hombreras XXL a fin de rememorar la fiereza de la mujer de los años 40 y 80.
