La democracia paraguaya va desandando sus años hacia los 40´en una experiencia inédita, sin embargo, todavía existen muchas cuestiones sobre las que no hemos hecho el trabajo como debiéramos.
Se siguen prometiendo cosas que no se van a cumplir, se siguen plebiscitando nombres que se conoce, fracasarán en el momento de tomar el cargo que ambicionan, o tenemos varias cuestiones como la seguridad, el tema de la tierra, la organización del Estado.
Todos estos temas constituyen lo que podríamos denominar el Gran Fraude de la Democracia, la gran mentira, algo que ya lleva mucho tiempo, y que tendríamos que haber aprendido a distinguir entre aquellos que nos dicen unas cuestiones embusteras que no se compadecen para nada con la realidad.
La democracia necesita cualificarse, y para eso necesita de ciudadanos que tengan un juicio crítico, y que sepan distinguir una cosa de otra, que sepan entender cuando lo están engañando, cuando los quieren manipular, y para eso hay que estar alerta, no solo en el acto comicial.
El fraude no se comete solo cuando se vota, sino que se comete mucho antes de una votación, cuando se promete una cosa que no se puede cumplir, cuando se plebiscita el nombre de alguien que no está preparado ni capacitado para ejercer un cargo determinado.
Lo que debemos hacer es acabar con el fraude en democracia para volver a tener una democracia sincera, real, y por sobre todo crítica, que haga que el ciudadano realmente tenga la sensación de pertenecer al sistema y no de ser un convidado de piedra cada cuatro o cinco años.
