Francia y sus crisis recurrentes
Uno de los países europeos de donde han salido ideas revolucionarias de cambio político y social en el mundo ayer, hoy se encara una realidad compleja que debe ser solucionada por su primer mandatario Emmanuel Macron.
El presidente francés empieza 2024 con importantes fracturas dentro de su Gobierno y con el desafío de vencer a la extrema derecha en las elecciones europeas de junio. En julio y agosto, Francia acogerá los Juegos Olímpicos de París.
A estos compromisos mundiales se le suman protestas en la ‘banlieue’ y ley migratoria: es el año de todas las crisis para Macron quien deberá remangarse y hacer maniobras apropiadas para la comodidad de su población. También la crisis de vivienda se profundizó en Francia en 2023: dejó a 330,000 personas sin hogar.
Y la lista de dilemas no termina allí; grandes sindicatos agrícolas también llaman a suspender bloqueos, pero su movimiento «se mantendrá». Un clima socio político candente en el invierno francés de Macron.
Pendientes acumuladas
La crisis de la vivienda en Francia se enquistó en 2023 con 4,16 millones de personas en situación de precariedad, entre ellas 330.000 sintecho, según la Fundación Abbé Pierre, que considera este problema una ‘bomba social’ que ha explotado.
Dirán que Francia se encuentra lejos pero en este país cosmopolita vive un importante número de migrantes del planeta y no sólo africanos sino orientales y latinoamericanos que cómo el francés padecen de los efectos de su crisis. Muchas iguales a las existentes en otras latitudes del mundo que salieron de una intensa pandemia para desafortunadamente continuar teniendo más complicaciones en temas que deben ser solucionados por nuestros gobiernos.
Según algunos pobladores las banlieues o barrios marginales se encuentran olvidados por el gobierno francés, que debe responder equilibradamente a todos sin diferenciar su nivel social, origen etnico, tendencia política o sexual ni discriminar a nadie por lo que sea.
Una compleja tarea la de nuestros gobiernos en democracia, un sistema que considera a todos semejantes y en donde no depende todo del estado para lograr tener éxitos cómo país sino la Nación que debemos acompañar y seguir de cerca las iniciativas de nuestro gobierno y no solo activar sufragando, manifestándonos y armando desorden cuando no estamos de acuerdo con nuestros gobiernos.
Las crisis no deben servir solo para dar subsidios, comida a nuestros estudiantes o comodidades que debemos poder cumplirlas sin depender de nada o nadie. Evitar que esa dependencia nos impida seguir viviendo en libertad, independencia y autonomía debe ser un compromiso ciudadano.
Francia es en cierta medida víctima de sus propias políticas públicas.