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De ejercicios y edades

A muchos les inquieta envejecer, ponerse mayores o crecer finalmente es una de las cosas más naturales de todo ser vivo en el mundo. La cuestión está en cómo avanzamos en el tiempo, si lo hacemos de una forma sana y sin complicaciones que al no existir o desarrollarse más para que en un punto de nuestra vida aparezcan dolores o molestias dadas por la mala alimentación, el sedentarismo o el consumo excesivo de vicios nocivos para nuestra salud.

Existen varios métodos que se sugieren tener en cuenta y llevarlos a la práctica que si son llevados a cabo con disciplina y práctica frecuente pueden tener buenos resultados a la larga. Así cómo hay estos métodos se encuentran las personas de edad en la familia o entornos que frecuentemos. Son cómo los niños miembros comunes en cualquier sociedad y merecen atención, respeto, amor y comprensión para integrarlos bien a la rutina y novedades que se están dando en el mundo.

Ultimamente la referencia de todo ser humano global que marca su día a día de acuerdo a lo que en el mundo se dén cómo referencias de importantes cambios que deben o podrían ser emulados por algunos países. Siendo esto aunque bien percibido por toda persona que no está de acuerdo con la idea de globalizar todo que es más de concentrar la concentración y el trabajo en potenciar y hacer bien global lo que sea de su país. Nuestros abuelos, tíos o amigos mayores de edad lo saben o lo deben saber que pueden seguir viviendo felices y sintiéndose parte del mundo si llevan a la práctica por ejemplo ejercicios japoneses cómo el Ikigai que es un concepto japonés que significa tu ‘razón de ser’. ‘Iki’ en japonés significa ‘vida’ y ‘gai’ describe valor o valía.

Aprender a practicar

Incluso los ancianos con movilidad reducida practican este ejercicio, que sólo requiere tres minutos y se relaciona con la longevidad. El Ikigai tiene como principal beneficio el sentimiento de felicidad y plenitud. Y sobre todo el sentirse cómodo en un cuerpo que no sea igual al de su entorno social o ya no tenga la misma vitalidad que años atrás.

El crecer y madurar ayuda a entender muchos porqués y cómo de la vida cosas que quizá en la juventud no tomábamos en serio y nos arriesgamos sin pensar en las consecuencias que ya de mayores nos hace ser más precavidos y actuar con delicadeza para evitar cualquier desmán.

Solo llega a la vejez y la vive bien aquella persona que se habitúa a tener una vida sana y en condiciones no solo para verse bien sino sobre todo para estar y sentirse en condiciones óptimas para continuar el viaje de la vida, uno en el que debemos entendernos con nuestras limitaciones, talentos y capacidades para juntos avanzar siempre hacia el bien común con las ideas y trabajo que podamos aportar los jóvenes y personas de edad.

Continuar con vida y salud es posible con decisión y compromiso solo es cuestión de aprender y practicar conocimientos y capacidades.

 

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