Uno de los principales problemas ligados al auge de la moda rápida o “fasta fashion” es la corta vida y utilización que los consumidores le dan a cada prenda. Así, los altos niveles de consumo de diferentes clases de indumentaria no solo marcan frenéticos ritmos de producción, sino también suponen el prematuro desecho de millones de prendas que se encuentran en buen estado o forman parte de stocks no vendidos.
Esta problemática es tan profunda que ni la industria de segunda mano puede resolverla. Ahora, la Unión Europea se ha abocado a desarrollar una nueva estrategia que busca convertir los textiles en bienes duraderos, recomendables, actualizables y fáciles de cuidar, reutilizar y reciclar, según dio a conocer Vogue España.
De esta forma, la Comisión Europea pretende impactar con su estrategia desde el seno de la moda: el proceso de diseño, que es responsable del 80% del impacto ambiental del producto.
El plan incorpora la creación de un Pasaporte Digital de Producto en el que las industrias deberán informar de forma sencilla cómo cuidar, reparar y reciclar el bien de consumo. La propuesta incluye además medidas contra la destrucción del stock que no se haya vendido. Ahora, estos productos deben ser reducidos al mínimo.
Para lograr estos objetivos, la dirección de la Unión Europea propone una transición acompañada, planificada y guiada para los productores, que actúe como una herramienta que les ayude a adaptarse a las nuevas exigencias y también a recuperarse frente al impacto negativo que ya han sufrido a causa de la pandemia de Covid-19.
El paquete de medidas propuesto por la comisión pretende “empoderar a los consumidores en la transición verde a fin de que estén mejor informados sobre la sostenibilidad de los productos”. Dicho “pasaporte digital de producto” es una de las herramientas para detallar, precisamente, las maneras sencillas de reparar, reciclar y rastrear los materiales de la cadena de suministros.
La propuesta, sin dudas, afectará a la industria de la moda internacional, pues impactaría de lleno en las prácticas de producción del “fast fashion”, que se ha convertido actualmente en una de las industrias más dañinas y contaminantes.
COMO AGUA
Según Vogue España, la moda es el tercer producto que más se consume detrás del agua y los productos comestibles que provienen de la utilización del suelo.
En Europa, el consumo de moda y otros textiles supone el cuarto mercado con mayor impacto en el cambio climático después de la industria alimentaria, la inmobiliaria y los transportes, de acuerdo con el medio español.
Con la iniciativa, el continente se quiere encaminar, por fin hacia un mundo verde, uno en el que sus industrias de bienes físicos de consumo, incluida la moda, sean elaborados de manera sostenible.