No es de extrañar para nada que existan personas, jóvenes, adultas que de corazón afirman despreciar los noticieros o cualquier cosa en relación con la prensa. La mayoría tendrá sus razones, y un argumento muy válido es que, en gran medida, las noticias u opiniones suelen ir cargados de una connotación negativa de la realidad, que sí, suele ser abrumadora.
Se suele decir popularmente que en los hospitales es donde uno puede llegar a deshumanizar, al ver tanto dolor y pena de algunos pacientes y familiares. El mismo caso puede darse en el ejemplo de los noticiarios y reportes que siempre necesitan de conflicto y controversia, muchas veces innecesaria para vender y así buscar un alto rating de vistas.
Muchos pensaran que esa negatividad es necesaria para que se pueda, de alguna forma, apreciar la bondad y el bienestar que se tiene, sea abundante o escaso. Es una píldora amarga de digerir, pero quizá todo ese conjunto de noticias horripilantes y desesperanzadoras puedan recordarle a uno que siempre hay quien la pasa peor. Aun así, no todos van a tolerar ciertos casos y evitarán consumir noticias en general, buscando priorizar su salud mental.
En ese sentido, los telediarios servirán de recordatorio amargo de que la maldad es una parte que siempre ha estado y estará ahí en la naturaleza humana, pero tampoco puede ser la única característica que define a la humanidad en las distintas sociedades y culturas del mundo. No puede ser que solo se informen sobre corrupción, guerra, asaltos, desapariciones y demás tragedias.
Lo que se debe buscar desde la prensa, si es que realmente piensan en un público potencial y no solo en el real, es encontrar un equilibrio al informar u opinar sobre los conflictos del país y del mundo. Es necesario contar historias de esperanza y alegría, noticias que recuerden al ciudadano de a pie que la bondad sigue existiendo en estos tiempos.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion e intereses particulares