jueves, septiembre 18

Entornos e influencias

Desde muy jóvenes a ustedes cómo a mí nos decían; “Iñaki o quien sea; ¡atendé bien con quien te vas y lo que vas a hacer!, y cuídate siempre!, no lo hacían para “pesadear” o caer mal, sino por simple preocupación y para evitar que tengamos accidentes o pasemos un mal momento que pueden darse en cualquier momento, lugar y con quien sea porque los contratiempos son impredecibles. Los accidentes pueden evitarse si tenemos en cuenta las advertencias hechas por las personas mayores que se preocupan por nosotros cómo los abuelos, padres, tíos, hermanos o cualquier persona de edad que nos sugiera algo para eludir complicaciones o hacer mejor cualquier tarea. 

Desde niño me gustaba todo lo radical y extremo”, y vivía tentando los riesgos, no escondo que sufrí accidentes y en el tiempo de recuperar lo perjudicado que es un periodo no solo de trabajos incómodos, sino del pensar el porqué y para que de lo que sea haya pasado cuando tropecé, caí y me golpeé. Me atraganté o expresé mal con alguien. Claro,  no podemos hacer nada una vez haya ocurrido el error, si sobrevivimos del percance nos queda tiempo para meditar en lo ocurrido, y que hacer para no repetir ese error y a quien podríamos sugerir atención y cuidado para que no sea incomodo para ella o él, el trabajo de rehabilitación y para quienes toque atender y cuidarles en lo que lleve esa recuperación. 

Aprender a vivir

Desde nacer hasta morir vivimos bajo riesgo de lo que sea por eso es sano escuchar y tener en cuenta los consejos y advertencias de quienes sean mayores que nosotros, que aunque no se hayan quebrado algún hueso o pasado por lo mismo que nosotros tienen el título más importante en la vida de cualquiera que son la experiencia y los años de vida. Y es cierto que nunca sabrán lo que es tener enyesado un brazo o pierna y por eso estar paralizado por el tiempo que lleve la consolidación del hueso fracturado o cicatrización de alguna parte del cuerpo pero saben advertirnos.

Particularmente les digo que no es nada feliz, placentero ni cómodo existir vendado o con cualquier herramienta para asegurar el buen funcionamiento de lo que sea en nuestro organismo. 

Afortunadamente salí con vida de un accidente vehicular hace más de 13 años y este tiempo me ha servido no solo para trabajar en terapias sino sobre todo para aprender lo malo que trae consigo la precipitación y con quienes me toque frecuentar, que no 

significa que haya tenido malas influencias en mi vida. Más también me sirvió para entender cómo pueden influir no solo lo que haga en su vida sino el entorno con el que le toque relacionarse; compañeros del trabajo, estudios o cualquier actividad social que haga. 

Por eso es importante atender y conocer el entorno de personas que rodeen a sus hijos, nietos, sobrinos o cualquier menor de edad que conozca o le toque atender y enseñarle las consecuencias que trae consigo comportarse cómo la persona que sea referente para el joven, que no deja de vivir a los 9, 12 o 15 años, sino el tiempo sigue.

Si realmente buscamos continuar viajando en la vida y acercarnos al tiempo de vida de nuestros padres o abuelos no se trata de vivir “aburridos” sino sobre todo con cuidado y atención con nosotros y con quien sea nos visite o acompañe a donde sea.