Por Natalia Mora
Ex Directora del Ministerio de la Mujer
@NataliaMM1009
¿Cuántas mujeres sufren de violencia por su cónyuge o pareja y se encuentran en situación de dependencia económica?
Ellas NO eligen callar, si no más bien están obligadas por la situación misma. Me pongo en la piel de cada una de ellas en un escenario donde no encuentran una salida a la situación en que viven. Algunas con hijos, sin profesión ni oficio. Habiendo entregado y dedicado toda su vida a su familia, sin embargo soportan maltratos, humillaciones, y todo tipo de violencia.
Surgen algunos cuestionamientos, “¿y si lo dejo?”, “Pero no tengo a dónde ir”, “no tengo trabajo, ni estudio”. Intentan pedir ayuda a un familiar cercano y resultase que algunas veces ese familiar no se encuentra en condiciones de ayudarla, no resuelve el problema, y continúa el círculo de violencia. Si bien existen campañas de no violencia hacia las Mujeres: “denunciá”, “no te calles”. Sin embargo no se da una solución con simplemente denunciar.
Éstas mujeres por temor no se animan a denunciar la violencia que sufren, justamente por la exposición de gravedad y peligro que se podría dar. Son muchas las que hoy ya no están con nosotros, fueron mujeres que, hartas de callar, hablaron y, por falencias del sistema, fueron calladas para siempre. Cuando una mujer denuncia a su agresor, se encuentra en alto riesgo de ser víctima de feminicidio. La denunciante debe estar protegida, asistida y acompañada 24 horas, solo basta dejarlas solas unos minutos para no volver a verlas nunca más.
Se necesita trabajar mejor en políticas públicas que aborden con mayor responsabilidad éste flagelo, una sólida articulación en mesas institucionales, acciones rápidas y eficaces. Ofrecer alternativas de acuerdo a la capacidad de la víctima para lograr empoderarse económicamente, una alternativa de vivienda (no basta un lugar temporal transitorio), guardería para sus niños y acompañamiento psicológico desde el inicio hasta el final.