Doctor en Historia de la Universidad Católica Andrés Bello
@Nahem_Vzla
Algunos creen que la Historia no es una ciencia, otros elevan la apuesta y nos acusan que “sólo sabemos predecir el pasado”. Pero la fortaleza de la ciencia histórica además de pasar por el tamiz y con profunda agudeza el pasado, tiene la gran capacidad de poder vislumbrar el futuro a partir del riguroso conocimiento del ayer.
En ese sentido, la pandemia del virus chino ha generado una inédita crisis mundial, que ya muestra datos significativos, tales como: el disparo histórico de 26 millones de desempleados en USA, el peor record trimestral en décadas de la bolsa de Nueva York, la cotización del petróleo por primera vez rodó por debajo de 0 $/barril, la economía de Francia cayó 6% -la peor en 40 años- China cayó su PIB 6,8% y Latinoamérica -según la CEPAL- caerá 5,3% el 2020, que se traduce en 11,5 millones de desempleados y 30 millones más de pobres. En crudo, el mundo está en una profunda recesión.
Ahora la clave está en ¿hacia dónde vamos? Los más optimistas hablan del mayor rebote económico para el 2021, los moderados sostienen que saldremos del pico crítico y retornaremos gradualmente a la normalidad en 2 años. Finalmente, los apesadumbrados como yo, ilustran un escenario más sombrío, cuando no apocalíptico.
Lo cierto es que, si nos basamos en los datos macroeconómicos globales, todo indica que el mundo está ante un inminente macro-crack económico tan igual o peor que el de 1929. Vamos más rápido a ese precipicio mientras Occidente siga con su estrategia cuasi-medieval de la cuarentena generalizada para combatir el COVID19. La cuarentena, afecta sustancialmente la cadena de distribución, lo que a su vez desencadenará un desabastecimiento, amén que las empresas quiebran, con ellas el desempleo y en fin, una enorme iliquidez del mercado, es decir, ¡un verdadero pandemónium!
Esta inminente mega-depresión económica se traducirá en una brutal explosión de la pobreza, que como ya adelantó la BBC, 5 países padecerán de “hambruna bíblica”, obviamente estará acompañada de brotes de violencia, en una nítida expresión de darwinismo social que colocará en jaque a los gobiernos actuales. La respuesta estandarizada será la violencia del Estado, represión y más autoritarismo, lo que equivale decir, una verdadera “crisis civilizatoria”, en términos de la historiadora Ocarina Castillo.
Bajo este pandemónium, las civilizaciones humanas experimentarán simultáneamente un verdadero y profundo trastrocamiento de su modus vivendi o lifestyle: exploración de la pobreza y el hambre mundial a niveles inéditos, muerte de millones de personas, limitación de movilidad, uso permanente de tapabocas, distanciamiento social, virtualmente asistiremos al fin de democracia y al desmantelamiento de las instituciones mundiales para la paz y la integración caso ONU, UE y el MERCOSUR. Cierro preguntándome: ¿Será esto el caldo de cultivo para una gran conflagración mundial?
