Cualquier persona radicada legalmente en el Paraguay que no tenga antecedentes judiciales puede comprar un arma de fuego. Según José Maria Amarilla, especialista en Inteligencia, las personas pueden dirigirse a una armería, pagar una parte del costo, y la Armería se encarga de tramitar los permisos para que el cliente pueda retirar su mercadería después.
“Este trámite tarda entre 3 días y una semana para retirar el arma registrada en la Dirección de Material Bélico con un carnet azul que acredita como un legítimo poseedor de un arma de fuego. La tenencia se adquiere cuando la persona paga y presenta todos los documentos necesarios que son la fotocopia de la cédula de identidad, el carnet de radicación en caso de que sea extranjero y los antecedentes penales”.
Asimismo, agregó que el permiso para transportar lleva otro carnet que regula el tránsito de un arma de fuego de un punto a otro en forma segura, descargada y alejada de sus proyectiles.
En cambio, el permiso de portación tiene otra serie de trámites más engorrosos. Primeramente se necesita la evaluación de un clínico médico que diga que la persona está en condiciones físicas generales, que no tiene parkinson o algo así que podría eventualmente llevar a la descarga de un disparo accidental.
Una evaluación psicológica también se debe hacer, para explorar la estabilidad mental de la persona que quiere portar un arma de fuego.
“Ser portador significa tener consigo el arma, lista para usar, pegada al cuerpo o en algún maletín o bolso. Estimativamente, si hay un millón de armas registradas, 200 000 usuarios tienen permiso de portación. Muchos de estos son empresas que tienen que tramitar el permiso para que sus guardias puedan portarla, pero la mayoría de las personas saca permiso de tenencia que te habilita tener en tu casa”, enfatizó.
Agregó que en este momento está muy difícil tener un promedio válido del costo de un arma porque hace dos años que no hay autorización para importaciones nuevas, pero una pistola de buena calidad cuesta US$ 1.500 dólares en adelante.
Las que se compran ahora son partidas de un stock anterior o de autorizaciones que estaban en reserva y los precios están por las nubes.
“Hemos visto a lo largo del tiempo que el problema no es con la gente que quiere cumplir las leyes. Las armas que vemos involucradas en asaltos, ventas ilegales, vienen de un mercado negro, son introducidas o adquiridas de manera ilegal, robadas de los cuarteles, etc. Hay un mercado paralelo que suele terminar afectando a los tenedores legales de armas. Existe desde tiempos inmemoriales y no hay síntomas de que vaya a desaparecer próximamente”.
Amarilla señaló que en la medida que Brasil siga siendo un mercado sumamente restrictivo para la comercialización de armas de fuego, todos los países que tengan frontera tienen una potencialidad de mercado negro.
“Las armas tienen una demanda muy alta, y es tan restrictivo para el que quiera comprar legalmente un arma que eventualmente le conviene adquirirla de una manera no declarada, existe una enorme presión comercial que crea una ventana de demanda y presiona sobre los mercados”, concluyó el experto.
