La ambición del mundo es acabar con el VIH para el 2030, y para ello quedan descontando este año, unos 10 años.
Los avances en el tratamiento del VIH cambiaron el rostro del virus desde su descubrimiento cuando la enfermedad era mortal y ahora que sin efectos secundarios del medicamento la enfermedad se volvió crónica, es decir las personas infectadas ya no mueren a los pocos meses y viven toda la vida de forma saludable. Con esos avances en la medicina y con todos los estudios de científicos que se encuentran en desarrollo buscando una cura, que es lo que nos espera.
El mayor reto en la actualidad es terminar con el estigma y la discriminación hacia las personas con VIH que no avanzo en 30 años, como lo hizo la ciencia. Existe hoy en día aun muchos prejuicios en cuanto a la infección y el tabú hacia el sexo; “si te infectaste quizás es un castigo divino o hiciste algo malo”. Este tipo de creencias aumenta en nuestro país, donde los grupos fundamentalistas o religiosos siguen oponiéndose a la educación sexual en escuelas o colegios. Sin embargo, aumentan los abusos sexuales o violaciones en niñas y niños menores de edad. Entonces que nos espera en Paraguay, llegaremos a la meta del mundo en acabar con la epidemia en el año 2030.
Nos queda respetar los derechos humanos y la vida de las personas, el VIH no se contagia, se transmite, que significa esa diferencia, no es como una gripe que se contagia por el aire o por estar en el mismo lugar. El VIH tiene formas de transmisión específicas, que son por la vía sexual, por trasfusión de sangre o de la madre al hijo en caso de gestación. Así que la discriminación no tiene fundamentos lógicos, debemos aprender más y juzgar menos. El VIH no discrimina, no lo hagamos nosotros.