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El fútbol dejó de ser una fiesta

El quebrar o destruir momentos, lugares, o acontecimientos de alegría tiene siempre una crítica o llamada de atención del mismo o tamaño de lo malo hecho en tiempos en los que solo debe haber festejo y concentración. Eso lo vimos en el juego entre Olimpia vs Libertad por la Copa Paraguay.  El hincha  belicoso y violento  más que construir con el aliento y ánimo se destaca por destruir la infraestructura de canchas y luego en las  calles que quedan marcadas por la presencia de inadaptados sociales con daños materiales y físicos. 

Mientras veía  por televisión el “clasico blanco y negro del futbol paraguayo”  de nuevo fuimos testigos de todo lo malo que traen consigo las barras bravas y la dirigencia que las sostiene.  Butacas arrancadas fueron  lanzadas a la cancha sin razón ninguna más que llamar la atención  y atacar  a los protagonistas del juego entre ellos un mal árbitro como Julio Doza.

Desafortunadamente no pudieron seguir jugando  los dos equipos con un 4 a 0 en favor de Libertad pero con jugadas que podrían haber cambiado ese resultado. Veremos si continúa el juego o se declara definitivamente ganador a Libertad.

Inadaptados abundan.

Esta experiencia nos debe ayudar a saber moderar nuestras formas de expresar nuestra alegría o molestias en cualquier evento social que puede no solo interesar al que participa en vivo sino a los que cómo yo estuvimos en nuestro hogar esperando ver los 90 minutos completos de una fiesta destruída por “animales” con traje de seres humanos. A estos  no les importa respetar los 90 minutos del partido sino solo se hacen presente con otros objetivos muy distintos a los deportivos. 

El futbol nunca debe ser escenario de conflictos, peleas, sangre ni cualquier tipo de actitud violenta  que no sea de seres humanos sino de primates sin razón que pueden destruir lo que sea sin razón, cómo lo observado en un clásico blanco y negro que espera su fecha para lograr terminar la fiesta que causa de inadaptados tuve que suspenderse. 

Andamos muy mal a nivel deportivo y también en las graderías como en la dirigencia que paga las entradas a los inadaptados.- 

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