Desde el inicio de la epidemia del VIH, hace aproximadamente 30 años; la batalla principal para enfrentar la enfermedad fue el estigma y la discriminación, los prejuicios hacia las personas con el virus fueron de varias formas. Hoy en día, después de casi 3 décadas algunos de esos prejuicios aún existen, aunque en menor medida.
“La lucha contra el estigma y la discriminación” según el Centro de Consejería y Denuncias de VIH/sida y Derechos Humanos, sigue siendo un reto fundamental en Paraguay, basados en estadísticas de las denuncias presentadas por las personas que atraviesan por una situación de violación a sus derechos. En materia de salud por ejemplo, la población rechazada tiende a aislarse, lo que conduce a exponerse más a la enfermedad y alejarse de los servicios de salud y no recibir tratamientos.
Paraguay cuenta con una Ley vigente en el tema del VIH y es la Ley 3940/09, reglamentada por el Ministerio de Salud. Se garantizan los derechos a la salud, educación y trabajo para las personas que viven con el VIH. Las empresas publicas o privadas tienen prohibido solicitar la prueba del VIH a sus funcionarios, por cualquier índole, ya sea para acceder a un trabajo o por ascenso a un cargo.
Otros de los problemas que acarrea el estigma y discriminación, es el temor a realizarse la prueba del VIH y eso lleva a desconocer el estado serológico. Las personas con tratamiento adecuado y buena adherencia se vuelven con carga viral indetectable y por lo tanto ya no transmiten el virus. El método más eficaz para la prevención del VIH sigue siendo la utilización correcta de preservativos en todas las relaciones sexuales. En Paraguay, el VIH tiene rostro joven, según los datos del Pronasida, al menos 53% de las personas con VIH, tienen entre 15 y 35 años. Lo que urge mayor inversión en prevención y educación sexual dirigido a jóvenes.