El cerebro cómo cualquier órgano de nuestro sistema es muy importante porque funciona como el centro de comando que regula, coordina y controla absolutamente todas las funciones vitales, cognitivas, emocionales y motoras del organismo. Por eso desde muy pequeños nuestros padres insistían mucho en atender mucho nuestra cabeza con alimentación, actividades sanas y descanso equilibrados.
Ahora me tocó leer a la psicóloga Astrid Salvat que dice que «Nuestro cerebro es como una casa. Cuando entra un pensamiento que nos hace daño, no hay que dejarlo entrar», puede ser identificado por el estado de nuestros nervios al reflexionar sobre quién o lo que sea, si causa tensión debemos pensar automáticamente en otra cosa que nos de paz y alegría para no dejar que el rencor, malos recuerdos o la frustración tomen control de nuestra mente.
La psicóloga señala que; “imagina que tu mente es tu casa. Los pensamientos que son útiles son invitados y se quedan, pero los que te hacen daño hay que echarlos con firmeza”, así cómo cuidar quienes o lo que puede entrar a su hogar que puedan ocasionar desorden. suciedad o volverla inhabitable. Usted decide quién o que entra y qué y quién no. Esta práctica le servirá para desayunar, trabajar, estudiar o emplear sus habilidades bien y en calma para asegurarse éxitos en lo que haga.
Añade también que “Cuando el mal pensamiento se repita, márcale un corte en el cuerpo”, dice Salvat. Puede ser con una palmada, un chasquido o un simple “se acabó” sin llamar la atención. Este gesto funciona como un interruptor que, repetido con práctica, entrena al cerebro para cortar los bucles mentales de forma automática y poder continuar bien sus compromisos. Concluye apuntando que “Tu mente no siempre necesita más vueltas.
Cómo operar el cerebro
A veces solo necesita un corte a malas ideas, memorias o experiencias pasadas. Podemos compararlo con lo que representa el hojear las páginas de cualquier texto que nos toque leer o compararlo con el tiempo; hora, día, semana, mes, año que nunca más volverán, dejar que pasen con naturalidad y aprender de nuestros presentes para hacer del futuro un mejor momento para experimentarlo cómodamente y sin riesgos o complicaciones de ningún tipo para nosotros o cualquiera de los entornos que nos toque participar.
Es importante entrenar los límites internos y aprender a convivir con los propios pensamientos sin dejar que dominen la vida diaria. Por ejemplo, algo que me cuesta olvidar es el estado en el que me encontraba al salir con vida de un accidente automovilístico y la pérdida de mi novia en el mismo, que fue lo peor que me tocó experimentar, más allá de no poder caminar por haberme lesionado las rodillas o pensar, hablar o mover adecuadamente mi brazo o mano izquierda por el politraumatismo craneoencefálico que me dejó ese percance. Todo eso me dejó profundas huellas de las que todavía estoy lidiando cotidianamente,

Licenciado en ciencias politicas (UNA), comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion o intereses particulares
