Es típico de los colorados llegar unidos a los comicios. El encuentro entre los dos principales líderes de la ANR, Mario Abdo Benítez y Horacio Cartes, que tuvo lugar el 11 de setiembre, a días de las elecciones municipales, previstas para este 10 de octubre. Los colorados aprendieron la lección; que los conflictos entre Nicanor Duarte Frutos y Castiglioni dividieron al partido
y favorecieron la victoria electoral del outsider Fernando Lugo en abril del
2008.
La victoria de Lugo dejó heridas profundas en los colorados, quienes de esa experiencia aprendieron a soportarse y a estar unidos con tal de ganar.
El abrazo republicano es con fines electoralistas, es lo único que les importa. En segundo orden están la inseguridad, el desempleo, la crisis económica, la salud y los problemas educativos.
La ANR, con más de 2.500.000 afiliados, sigue siendo la primera fuerza política del país y lo seguirá siendo por mucho tiempo más porque tiene la estructura para ello. Pese a que en las internas se bombardean constantemente, para los comicios generales siempre llegan unidos.
Pero no todo es romanticismo político, ya que la unidad se concreta lejos de la ciudadanía, que soporta las secuelas de la pandemia y la corrupción, que traen problemas económicos y sociales. El pacto se concreta en base a intereses personalistas de los líderes colorados, quienes solo piensan en sus bolsillos.
El abroquelamiento de los colorados se sostiene en base a las elecciones y también suele ser a cambio de impunidad a la corrupción, de favores políticos y otros asuntos turbios, que en nada benefician a la sociedad paraguaya.
