El año académico volvió a interrumpirse con circunstancias que no se deben exclusivamente a lo que podría decirse una falta de planificación. El coronavirus sigue marcando el desarrollo de la currícula escolar.
Se ha vuelto a las cuestiones híbridas, de chicos que van a las escuelas y colegios, o aquellos que siguen a la distancia, a través de la educación virtual. Lo que no parece claro es que no se quiera reconocer que estos serán dos años perdidos de los muchos que ya venimos perdiendo en materia educativa.
Paraguay es uno de los países que tiene los peores estándares en términos de calidad educativa a nivel global; son los menos competitivos en comparación con otras naciones por los gobernantes que hemos tenido, a pesar que desde ahí salieron presidentes o candidatos a presidentes de la República. Solamente han buscado los votos de los maestros y los padres, pero nunca la posibilidad de mejorar las condiciones de la República.
La educación paraguaya tiene de nuevo un año perdido en el 2021 y no hay imaginación ni capacidad instalada que pueda afirmar que estamos realmente procurando y buscando rescatar a la educación del profundo naufragio en el que se encuentra sumido.