Comenzó Novak Djokovic a medio gas en Wimbledon. No le pasó mayor factura que dejarse un set ante el surcoreano Soonwoo Kwon (6-3, 3-6, 6-3 y 6-4), pero sirvió como advertencia al principal favorito de que este torneo no va a ser un paseo.
Este pequeño traspiés tampoco supone una señal de peligro enorme para Djokovic, que también entregó un set en su debut de 2021 ante el local Jack Draper, para en el resto del torneo no dejarse una manga más hasta la final.
La aventura serbia hacia el séptimo Wimbledon y hacia la caza de Rafael Nadal, comenzó con susto, pero siempre bajo la atmósfera de control que impregna Djokovic en estas pistas, donde solo le opaca el idilio que Roger Federer ha mantenido con este torneo y que ha empequeñecido sus logros.
Con este triunfo, Djokovic suma 22 victorias seguidas en Wimbledon. No pierde desde que se tuvo que retirar en 2017, hace ya cinco años. Su nivel ante Kwon, aunque lejos de la perfección que alcanzará con el paso de los días, fue la prolongación de unos entrenamientos que han visto al Djokovic más cómodo del año, ese que es consciente que tiene que aplicar su superioridad en la superficie para estrechar la grieta que Nadal abre después de Roland Garros.
Le mueve, además, la motivación extra de que puede ser su último Grand Slam de la temporada.
En unas condiciones perfectas para su juego, con el techo cerrado y un rival inexperto al otro lado de la pista, Djokovic titubeó. Se dejó un servicio y necesitó un acelerón de cinco juegos para devolver el rumbo al partido.
Unas pequeñas ascuas que aumentaron cuando se le marchó el segundo parcial. Una historia que no es nueva para él, pero que le obligaba a meter una marcha más para atenazar al coreano, quien no paraba de exhibir un revés interesante y mucho descaro para llevar a Djokovic de un lado para otro.
La tensión, con un público deseoso de un descalabro o de, al menos, de más drama, se extendió hasta el quinto juego del tercer set. Ahí Djokovic tuvo que desactivar una pelota de ‘break’ que hubiera puesto a Kwon por delante. Con esa bola perdida, se fueron las opciones del David de la película. Djokovic ganó siete de los diez siguientes juegos y dejó el encuentro a placer para sentenciar su pase a segunda ronda.
No fue su victoria más convincente, como mostraron los casi 30 errores no forzados que cometió, pero sí suficiente para salvar unos de los siete escollos que le separaran de su séptimo Wimbledon. Siguiente rival en la carrera, Thanasi Kokkinakis o Kamil Majchrzak el próximo miércoles. EFE