Estas fechas traen consigo una nostalgia característica que para muchos puede volverse difícil de encarar. La ausencia de un ser querido, estar a la distancia de los familiares o incluso atravesando un complicado momento desde el silencio.
No hay una fórmula secreta para encarar esos sentimientos de tristeza o las emociones que solo quien las atraviesa comprende. El refugio en un ser supremo, Dios, es un consuelo para los corazones de los creyentes. El monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Caacupé, instó a los feligreses a abrir sus corazones ante el Señor, pedir y suplicar a ser un poco más como él.
“La vida tiene que ser vivida con mucha bondad, darnos cuenta que Dios nos mira a nosotros, él está enamorado de su propia obra y quiere tener un encuentro con cada uno de nosotros. Tenemos que abrirle el corazón, pedirle y suplicarle que nos ayude a ser más como él, que nos dé la gracia de la ternura en los momento más difíciles”, expresó.
El monseñor Claudio Giménez, obispo emérito de Caacupé apuntó a la palabra de Dios como instrumento para fortalecerse, solo se necesita silencio, reposo y apertura.
“Hay algo que puede molestar un poco, no sólo escuchar la palabra, sino también ponerla en práctica, lo dijo el mismo Jesús y lo repitió su discípulo Santiago en una carta”, reflexionó.
¿Qué mensaje les daría a los feligreses para vivir una navidad en donde realmente prime la fe por sobre el consumismo?
Monseñor Ricardo Valenzuela: Esta fiesta es una noche donde se comparte la gran alegría del evangelio, Dios nos ama por eso nos dio su propio hijo, es una luz en las tinieblas, nos dice una vez más que no temamos.
Me gustaría repetirle a las personas que vivirán al margen de esta fiesta tradicional que no tengan miedo sino hacerle recordar que Dios tiene mucha paciencia con nosotros, Dios nos ama y él es la luz que disipa todas las tinieblas, siempre nos perdona, es importante que ellos entiendan y comprendan esto para tratar de tener un poco más de esperanza.
Monseñor Claudio Giménez: Que en familia repasen lo que pasó en Belén aquellos días. Los niños son maravillosos y sabrán poner su condimento muy peculiar. Se presta mucho el evangelio de San Lucas.
MIRADA PAÍS
¿Qué cambios desean para el país en este año que está por iniciar?
Monseñor Ricardo Valenzuela: Es difícil mencionar solo algunas pero diría que en primer lugar tener autoridades que sean auténticas, íntegras, que sean honestos y honrados. Así también una justicia imparcial, igual para todos y finalmente que siempre estén atentos a las necesidades del pueblo.
Monseñor Claudio Giménez: Algunos pocos pero fundamentales: Que el bien común sea respetado y distribuído equitativamente. Que elaboremos juntos un Plan Nacional (así como suena) de Educación; Estado, Iglesia Católica y otros muchos podemos aportar lo mejor que queremos para nuestros niños y jóvenes, pensando en la grandeza de nuestro pueblo.
Muy importante también, el que busque trabajo lo encuentre y se sienta digno creciendo por sí mismo, por sus propios esfuerzos, superando la dependencia y la mendicidad, que la política corrupta suele aprovechar siempre.
¿Qué valores son fundamentales para cosechar a nivel personal y ser parte del cambio?
Monseñor Claudio Giménez: El respeto mutuo, la honestidad, la corresponsabilidad, el amor ciudadano , el testimonio, ejemplo, de los mayores, a las generaciones jóvenes (creer en ellos, acompañarlos, que sientan que no están solos); y que nadie se sienta inútil pensando que otros deberían cambiar nuestro país. NO! cada uno tiene una misión y debe sentirse corresponsable en la construcción de un Paraguay diferente.
Finalmente, con un cambio de gobierno en puerta ¿Cuáles deberían ser las prioridades de quienes asuman?
Monseñor Ricardo Valenzuela: En primer lugar trabajo, fomentar trabajo para los numerosos jóvenes. En segundo lugar la salud, hay mucha necesidad por más que uno cuente con seguros no es suficiente. Luego la educación, una sincera y auténtica libre de toda ideología.
Monseñor Claudio Giménez: Respeto a la Constitución Nacional, allí está todo.
