Por Benjamín Fernández Bogado
Existe una gran sensación de abandono por parte de la ciudadanía en términos de no encontrar desde el Gobierno una luz hacia el final de este largo túnel pandémico, estamos entrando ya al quinto mes y lo que hemos visto fue una recreación de todo lo mal que puede hacer un gobierno cuando se trata de administrar la cosa pública. Casos de corrupción, sospechas, investigación, renuncias, gritos, alaridos, reclamos. Pero no hemos visto hasta ahora una sensación de que el Gobierno entienda la gravedad del momento que nos toca vivir a todos los paraguayos. Una situación económica por demás conocida, con muchísimos desempleados y locales cerrados, con muy pocas expectativas de que el efecto rebote se sienta pronto y rápido, a pesar de los buenos augurios que pueden provenir desde afuera.
La sensación que se tiene es que la ciudadanía se encuentra inerme ante una circunstancia de este tipo y con un gobierno dubitativo y descreído de su propia capacidad para estimular, para alentar, incentivar y orientar una salida a esta crisis que es mucho más profunda que la cuestión sanitaria. Si además nos quejamos de que no se hacen bien las cosas y desconfiamos de las pruebas que se realizan en los laboratorios, más alta es la desconfianza cuando tenemos un gobierno que no logra entender cuál es el sentimiento de la gente y no sintoniza con ella.
