El desaguar es extraer o echar agua de un sitio o lugar a otro. Y la primera vez que escuché este término referido no al agua sino a una persona en particular fue donde vivía y compartía el sitio con un contemporáneo o millenial. Ahora estamos en el foco del debate porque continuamos viviendo con adultos teniendo casi 40 años, edad en la que nuestros progenitores buscan en este periodo de sus vidas tener privacidad y espacio para disfrutar con júbilo su jubilación. En algunos casos se hace difícil cuando se comparte el comedor, la sala de estar, el baño y cualquier espacio de su hogar con otro adulto. A esta edad ya debíamos estar fuera de la casa o desaguando pero no tenemos muchas opciones.
Así lo hicieron nuestros abuelos o padres quienes notan que algo extraño se encuentra pasando con nosotros los “adultos jóvenes” que seguimos viviendo con adultos no tan jóvenes, más siguen siendo jóvenes porque no tenemos porqué discriminar o separar de la juventud a alguien que tenga arrugas, use bastón, gafas o cualquier herramienta para oír, moverse mejor, vivir más cómodo o existir con una cifra elevada de edad o tiempo de vida. Ese es el título más importante de vida porque son personas que han alcanzado a experimentar más cosas que cualquier niño, adolescente o joven. Ciertamente, tenemos mucho que aprender de nuestros padres, tíos, abuelos o conocidos mayores de edad pero carecemos de créditos para las viviendas que nos permitan soñar con un techo propio.
Entre las llamativas cifras de jóvenes adultos que continúan viviendo con adultos encontramos que en Corea el 81 por ciento de su población joven todavía vive compartiendo espacios con adultos mayores de edad hasta los 30 años. En Italia el 80%, Grecia 78%, España 77%, Portugal 76%, Irlanda 75% y sigue la lista de países con sus llamativos porcentajes. Entre los países con menos jóvenes viviendo con sus padres o mayores de edad se encuentran Suecia, Finlandia y Dinamarca. Paraguay es un país donde últimamente se ha desarrollado mucho en el negocio inmobiliario con la creación de departamentos, venta de terrenos o creación de espacios privados donde vivir sin estar “invadidos” por nuestros responsables pero todavía tenemos muchos que aun viven con sus padres o que retornaron a vivir con ellos luego de fracasos matrimoniales.
Aprender a volar
Debemos entender que cuando pasamos de 30 años de vida ya debemos tener hogares desaguados para tener paz, armonía y privacidad en sus vidas, la misma que buscamos tener durante nuestra adolescencia,no solo nosotros sino también mamá, papá y los abuelos. Algo natural en varias etapas de la vida humana que no debemos tomar cómo un gesto ofensivo o con hipersensibilidad sino cómo algo natural cómo la privacidad que buscamos tener durante nuestra adolescencia. Debemos “madurar” que no significa ser amargados, desagradables, aburridos o persona con cualquier calificativo socialmente desagradable sino asumir los retos que ello implica.
Hay que tomar en serio la vida cómo la de otras personas en su entorno familiar, laboral o académico y de de esta forma la seguridad de confiar en nosotros serias responsabilidades laborales o dar la certeza a quienes alguna vez nos cuidaron que no tendremos problemas al momento de haber dejado nuestra casa. El mismo que nos refugió de precipitaciones, calor, frío o inseguridad. Sera un digno homenaje a quienes amamos y por eso debemos cuidar y respetar cómo lo han hecho con nosotros cuando fuimos concebidos y en nuestros primeros años de vida que no deben ser por toda nuestra existencia. Así que a desaguar lo que significa salir de la vivienda familiar y desarrollar un nido propio a pesar de todas las complejidades que eso significa.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion o intereses particulares
