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Democracia y transparencia

Existe una frase que se repite y dice, “Libertad es igual a responsabilidad” y yo sumaria, “Democracia es igual a transparencia”.

Muchas veces he escuchado que solo se es libre si se logra un nivel de responsabilidad tal que no exista chance alguna de que alguien pueda imponerte su voluntad, o un sistema político que busque marcarte la forma de imponer sus formas, obviando las libertades y garantías que consagra, por ejemplo, nuestra constitución.

Desde la ignorancia no se puede esperar nada. Lo que si veo es que solo se podrá ser libre, desde el concepto democrático y teniendo siempre presente el principio de la responsabilidad, cuando logremos educar sobre la base de los deberes individuales y colectivos, que también consagra nuestra carta magna, pero que, al no cumplir, vivimos en un descontrol endémico y solo despotricamos contra esta democracia que, con sus luces y sombras, es el sistema de oportunidades que nunca se tuvo en un periodo tan largo en la historia del Paraguay.

Si no se es responsable en democracia lo que eso lleva es aun libertinaje y como resultado final es el descontento que se materializa en la añoranza al pasado tan reciente que se simplifica en la gastada frase de “antes era feliz y no lo sabía”.

Responsabilidad implica un activismo en lo personal pero también en lo colectivo de participar, controlar y exigir en todos los niveles de la gestión pública, como por ejemplo redes, coaliciones, comisiones, para que cuando se haga efectivo ese actuar responsable no solo me beneficie a mi sino a todos y nos sintamos contentos con el resultado que implica a la larga el bienestar en la república.

Victoria Camps, filosofa española, decía: “La democracia necesita una principal virtud: la confianza. Sin su construcción, no puede haber una auténtica democracia.

Si soy responsable, construyo confianza y si construyo confianza construyo democracia. ¡Hagámoslo… antes que sea demasiado tarde!

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