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¿De quiénes son las veredas?

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Ante el calamitoso estado de las veredas, los peatones que transitan por Asunción se ven obligados a desplazarse a pie por la calles y, de esta forma, poner en riesgo su integridad.

A la hora de definir la problemática de las veredas en la capital, el arquitecto Jorge Rubiani detalló que “la cuestión se trata sencillamente de la falta de penalización, observación y orientación de la Municipalidad”, que ni siquiera ha informado a los ciudadanos cuáles son las características de una acera “normalmente aceptada”.

“Las veredas tienen que poseer una cobertura de pavimento no deslizable. Mucha gente pone en su verdadera cerámica esmaltada que hace que los demás se resbalen y se caigan. Aparte de eso, la acera no tiene que tener pendientes o gradas. No debe tener una abertura superior a seis metros y esa es una medida que transgreden todas las estaciones de servicio, supermercados y shoppings”, explicó.

En este sentido, el experto recordó que si bien las veredas son de dominio público, dicha clase de indicaciones deben ser respetadas por los pobladores del municipio o frentistas, pero impuestas por la Municipalidad.

Por otra parte, Rubiani indicó que con la transformación de la situación inmobiliaria de la ciudad y las modalidades de viviendas colectivas ya nadie se preocupa por sus veredas.

“Esta situación se desbordó por la falta de acomodación reglamentaria a la situación inmobiliaria de la ciudad. Tenemos el estado caótico y anárquico de las veredas. Ni siquiera está la posibilidad de caminar, cuando no queremos usar el transporte público o el transporte automotor”, señaló.

LA RESPONSABILIDAD ESTÁ MARCADA EN LA LEY
Rubiani insistió en que la responsabilidad de las veredas está marcada por ley en el usuario o “frentista”, pero el control es deber de la Municipalidad.

“Para imponer su personalidad institucional, la Comuna asuncena tiene el problema de que la misma Municipalidad es la principal transgresora, porque la sede de sus oficinas y otros a su cargo transgreden por lo menos cinco artículos de la ordenanza de veredas”, comentó.

Asimismo, el arquitecto recordó que ninguna de las veredas cumple con los requerimientos necesarios para la circulación de personas con discapacidad. Así, el experto manifestó que si bien existen rampas en algunos puntos de la capital, estas no se puede utilizar debido la falta de barandas o la presencia de obstáculos como las columnas de electricidad.

“Las sillas de ruedas y sus operadores no tienen impulso propio. Las personas tienen que agarrarse de una vara que tiene que tener esa rampa para que uno pueda girar y subir a esa veredas. Las rampas se ponen en cualquier parte entre miles de interferencias.. En bocacalles como República Dominicana y Mariscal López, hay más de 20 columnas hacia las esquinas y sus alrededores”, afirmó.

NO HAY ESPERANZA DE MEJORAS
Respecto a las probabilidades de mejora, el arquitecto indicó que “soñar es gratis” y que, con la calidad de autoridades que tenemos, el panorama se ve complejo.

“Las veredas ni siquiera son una inversión municipal. No tiene que estar en el presupuesto. Se podría apelar a uno de los 12.000 canilleros que tiene la Municipalidad y mandar a controlar las veredas. Eso no más hace falta. Dejarle una notificación y un ejemplar de la ordenanza al vecino para sepa donde está su falla y ponerle un determinado plazo. Si sus veredas no están en condiciones, la Municipalidad le construye y le cobra”, concluyó.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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