Apurados por despegarnos cuanto antes de las derivaciones del virus chino, hemos mandado al olvido, o al menos al freezer, todas las precauciones que reinaban durante la pandemia en sus horas más dramáticas. Recordemos la trilogía barbijo-distancia social-alcohol gel en las manos que nos mantuvo razonablemente a salvo hasta la llegada de las primeras vacunas un año después de declarada la pandemia y decretada la cuarentena que tanto daño nos hizo, tanto física, como anímica y económicamente.
Sin embargo, no es prudente olvidarse del tema. La pandemia no ha sido oficialmente declarada extinguida por la Organización Mundial de la Salud. Su paso a estado endémico está tardando y hay países que aún no han salido de la fase aguda. Los más prestigiosos centros de investigación epidemiológica no logran establecer, con un razonable grado de certeza, cuál será el comportamiento del virus al pasar al estatus de endemia, que es cuando la enfermedad entra en un ciclo previsible con una cantidad acotada de casos dentro de un periodo determinado. El COVID aún no ha entrado a esa etapa, según la OMS. El último reporte de casos a nivel mundial fue de 593.000 el 23-11-2022.
En nuestro país, el último registro de casos data del 19 de noviembre con 7 confirmados, cuatro de ellos internados en terapia intensiva. Los últimos decesos, a su vez, fueron asentados el 17 de noviembre con 10 casos, seis en San Pedro, tres en Concepción y uno en Central. A nivel Mercosur, el Paraguay presenta una tasa de 2.667 decesos por millón de habitantes, relación que en Argentina sube a 2.838 y en Brasil, a 3.220.
Estos números no son buenos ni malos, son simplemente reflejo de la realidad. El COVID sigue activo mientras en el mundo hay rebrotes que deben ponernos en guardia. China no termina de salir de su alerta roja y Brasil impone barbijos en los viajes aéreos. En Europa, en tanto, Grecia es el país europeo con la mayor incidencia acumulada de casos durante los últimos 14 días, 1.125 confirmados por cada 100.000 habitantes. Le siguen Italia con 657 casos y Francia con 595.
Aún es muy temprano para descorchar champagne y decirle adiós a una epidemia que sólo admite como único precedente la llamada “gripe española” de un siglo atrás, cuando el mundo empezaba a salir del horror de la Primera Guerra Mundial.
Hay que mantener la guardia alta, vacunarse y estar atentos.
