La pandemia le impuso faenas extra muy pesadas
Antes de declararse la pandemia a inicios de 2020, el Instituto de Previsión Social (IPS) ya presentaba grietas en sus activos, sobre todo en la consistencia del modelo de reparto que caracteriza a la previsional. En este sistema, la relación entre aportantes activos y beneficiarios pasivos se vuelve crítica cuando llega a 4 por 1 o menos. Como aparte de sostener y administrar los fondos jubilatorios, el ente debe administrar el sistema hospitalario, los caminos pueden cruzarse peligrosamente si la gestión pierde el rumbo o no maneja bien los ensambles que ambos sistemas mantienen permanentemente.
Con la pandemia en pleno, IPS debió hacer frente no solo a la atención de una mayor cantidad de pacientes generados por el COVID19 sino que además corrió por su cuenta canalizar los subsidios de trabajadores por cese de actividades. Para enfrentar esta super demanda de atención, el ente recibió un extra presupuestario otorgado por Hacienda de Gs. 638.200 millones (US$ 100 millones) que le permitió ejecutar el programa de compras “por urgencia impostergable”, por ejemplo, de servicios de telemedicina, integración de sistemas hospitalarios tanto los regionales como las unidades sanitarias del interior, con todos los añadidos de medicamentos, insumos, instrumental y equipamiento periférico.
Fue, y sigue siendo, una situación compleja porque además de todo lo señalado, debe dar seguimiento a los subsidios entregados por suspensión de contratos laborales, por aislamiento preventivo, tanto individual como de grupos de riesgo de alta vulnerabilidad.
Decimos esto porque ante semejante despliegue de recursos financieros extraordinarios, los excesos, desprolijidades y hackeos de fondos suelen estar a la orden del día, en un Estado demasiado expuesto a aventureros y piratas presupuestarios. Esta es una hipótesis para nada descartable, a la luz de experiencias anteriores.
Por lo tanto, es imperativo -y suponemos que eso estará en los planes inmediatos de la administración- hacer correr en los estados contables del instituto un programa de revisión de consistencia de gastos, asignaciones, pagos de subsidios y contratación de servicios externos, en especial cuando se trata de medicina de alta complejidad.
La pandemia le impuso a IPS una tarea extraordinaria muy pesada. Respondió bien. Ahora lo que falta es un control de daños.
