El consumismo es la tendencia a adquirir, gastar y consumir bienes y servicios de forma. Actualmente es el detonante de muchos de los problemas ambientales que sufrimos: sobrepesca, deforestación, emisión de gases de efectos invernadero (GEI) y cambio climático, las islas de plástico o la pérdida de biodiversidad.excesiva e innecesaria, impulsada por la idea de que esto mejora la felicidad y el bienestar. Además afecta el estado de nuestras finanzas, que debe cumplir para cubrir gastos importantes y no enfocarse solo en acumular cosas innecesariamente o “al pedo”, cómo habitualmente se dice.
Ahora un catedrático en Yale de nombre Jiang Xueqin dice; “Compramos cosas que no necesitamos con dinero que no tenemos para impresionar a gente que ni siquiera nos gusta”. Advierte sobre una esclavitud moderna: el consumismo que confunde libertad con deseo. Y nos lleva a destruir lo que hayamos ahorrado y a su vez hasta el planeta. Las luces de las tiendas, las pantallas, los anuncios en los teléfonos: todo nos invita a comprar, aunque no necesitemos nada. No es inherentemente bueno, pero la actividad de consumir, cuando es responsable, puede tener beneficios económicos y sociales, más debemos poner en una balanza a quien realmente conviene que exista consumismo.
Beneficia principalmente a las empresas y economías que lucran con el crecimiento del consumo, ya que estimula la producción, genera ganancias y fomenta el empleo. Debemos preguntarnos; ¿qué ocurre cuando ese impulso deja de ser una elección y se convierte en un modo de vida?, quien o que controla el dinero que hacemos con nuestro esfuerzo físico o mental, El diagnóstico de Xueqin es claro: el consumismo no es un síntoma del capitalismo moderno, sino su forma más perfecta de esclavitud.
Vivir para consumir
Nos volvemos prisioneros del mercadeo o lo que se oferte donde sea. Xueqin agrega que; Xueqin también agrega que; “Cuando vemos a alguien, ya no nos preguntamos si es una buena/mala persona o lo que piensa, sino cuánto posee”. Y a su vez añade que; «Nos han lavado el cerebro para pensar que esta es la única forma de vivir: ganar dinero y comprar cosas”, sostiene. Lo más inquietante, dice, es que creemos hacerlo por decisión propia. Y sentencia; “Somos esclavos del dinero, pero no lo sabemos”.
Internet impulsa el consumismo al ofrecer mayor acceso a productos y servicios, facilitar la compra impulsiva, personalizar la publicidad y fomentar el deseo de consumo a través de las redes sociales y los influencers. Todo no acabó con los medios tradicionales cómo la televisión, radio o periodico, sino se amplificó y aumentó con la red internacional, que presenta muchos beneficios cómo el intercambio de mensajes, enseñar, aprender, trabajar, conocer y administrar bien o no nuestros recursos, si controlamos ese impulso del querer tener, que tambien es una forma de estimular la creación de dopamina u hormona de la satisfacción.
A veces creemos que se limita a existir en países con buena economía cómo los EE.UU o países europeos. Más hoy día es un fenómeno que se está dando en varios rincones del mundo con la apertura de la red internacional.
La paradoja que describe Jiang es la del individuo moderno: que es libre en apariencia, pero atrapado en una rueda de deseo y frustración, que con el consumismo logra liberarse de esa rueda. Concluye que; “El esclavo tradicional se revelaba. Nosotros, en cambio, creemos que disfrutamos de esa esclavitud”, o nos mentimos para creer que disfrutamos de una ilusión.
Y el internet fomenta el consumismo porque;
- Brinda mayor acceso e información.
- En la red existe marketing y publicidad personalizada
- Una Influencia de las redes sociales
- Una Compra impulsiva y conveniencia instantánea.
Entre los antídotos contra el consumismo tenemos;
- Replanteese su ritmo de consumo. No se trata de convertirse en un tacaño que no suelta ni un solo euro, sino de replantearnos nuestro ritmo de consumo y reconocer que, por ejemplo, no necesitamos comprar ropa o complementos -por muy baratos que sean- cada semana, sino que está bien con que lo hagamos, por ejemplo, cada tres meses o en rebajas.
- 2. Séa más crítico con la publicidad que recibes. Induce a comprar productos que la mayoría de las veces no necesitas, y puedes arrepentirse de haber hecho una compra inútil.
- Procure agotar la vida útil de las cosas antes de comprar un nuevo producto que las sustituya. No tiene sentido comprar un smartphone más moderno y con múltiples aplicaciones si no vamos a utilizarlas todas y con tu antiguo móvil te apañas bien.
- Piense en la imagen que proyecta. La ostentación no nos hace mejores que los demás y la necesidad de aparentar que muchas personas tienen no es más que un reflejo de su dependencia del dinero y de la opinión ajena.
- Tenga en cuenta que la austeridad no tiene porqué ser una mortificación, ni estar ligada a la dejadez, a la suciedad o a la falta de buen gusto en el vestir. Significa prescindir de las necesidades que nosotros mismos nos creamos y disfrutar y cuidar lo que tenemos, empezando por las personas que nos rodean.
- Concédase algún capricho, no es bueno vivir con un continuo sentimiento de privación. Además, si suele ser austero podrá disfrutar mucho más cuando te permitas un pequeño capricho como comprarse un libro, unas chocolatinas o unos calzados que tenga intención de darles mucho uso.
- Aprenda a buscar cosas baratas y buenas, ya sean de oferta o de segunda mano. Qué mejor época para ir a ver ropa que en rebajas. También puede echar un vistazo a los objetos que te puede ofrecer un mercadillo o visitar librerías de segunda mano. Atender y aprovechar los descuentos y la temporada y lugares en los que existan.
Algunas ideas sobre como combatir el consumo y no caer preso del el aumentado en el camino nuestra infelicidad.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion o intereses particulares
