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Concertación, QEPD

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Duele escribir pensamientos como este, es como una elegía a la mujer amada, pero difunta. A la concertación la amé en cuanto vivió. Hoy esta muerta. Y murió porque fue descuartizada en varios principios fundamentales de la democracia: la representación, por un lado, la libertad, por otra, y finalmente, la autodeterminación. Y todo bajo el eufemismo del “progresismo”.
Los liberales, mayoría absoluta en todo el proceso, nos dividimos en dos grandes grupos, muy influyentes y antagónicos, los libertarios y los social-liberales. Uno de ellos anhelando la libertad del mercado y admirando a un emergente argentino, Milei; el otro, soportando la visita de un socialista extremo como Pepe Mujica. Muchos permanecimos en silencio, y si atinábamos a hablar era solo para recordar que esto era una gran alianza de todo el espectro político. Desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha.
Pero, al cortarle a la Concertación una de sus piernas, la autodeterminación, le cercenaron sus principios del “Dios, patria y familia”; y lo más doloroso es que lo hicieron los más degenerados del país. Luego quedó ciega, muda y coja, cuando aparecieron unos asesores “progresistas”, que venían de otorgarle la victoria a Lula, nuestro entonces probable aliado político. Era un aviso para los sectores conservadores aglutinados en Patria Querida, que solo protestaron con su voto cruzado a favor de Santi, por un lado, y a sus senadores y diputados, por otro. También votaron a favor de los herederos de los generales y barones “comerciantes”, a favor de la “patria contratista” y de los verdaderos liberales, de derecha. Algunos, muy pocos, se tragaron la píldora de la propiedad privada con la probable nominación de Villarejo al Ministerio del Interior. A los poderes de facto, los oligopolios de la soja, el ganado, el cemento y las contrataciones del Estado, jamás le convenció nuestra alianza.
Y no los culpo, tenía un trasfondo que muy pocos saben. Efraín se desprendió de sus pocos asesores que le podían decir la verdad basada en principios cristianos. Le distanció a su esclavito que le recordaba que “era solo un hombre”, o que le hablaba del rey David, del patriarca José y del profeta Daniel. Los “progresistas” le aislaron, inclusive de su primer anillo político-virtuoso, si aún le quedaba alguno. En los últimos dos meses, cuando llegábamos a su casa, solo veíamos a camarógrafos y maquilladores. El show mediático se amplió con la inclusión de Sole. Efraín quedó malherido, mientras Sole, con la sangre de la Concertación, pasó al estrellato político.
La Concertación era una emulsión que jamás lograría ser una mezcla. El agua y el aceite, la derecha y la izquierda, no se mezclan; y si lo hacen, es solo cuando hay agitación. Cuando vuelve la calma, retornan a sus elementos. La ideología es negociable, pero intransferible. El que milita en la gradería norte solo va a la gradería sur cuando juega la selección; aun así, apenas concluye la justa, vuelve a su sector.
¿Cuál es el camino para la oposición? A mi humilde criterio, volver a nuestros mejores tiempos históricos y reivindicar la memoria. El Partido liberal tiene que nacer de nuevo. Y eso solo se logrará siendo genuinamente liberal y no un híbrido miserable. La mula es guapa, es resistente, pero no tiene herencia. No puede reproducirse. Sirve solo para una generación. No puede representar ni a los caballos, ni a los burros.
Los socialistas deben volver a su redil “participacionista”. Ellos no tienen el poder de la representación, sino del ruido. Las elecciones lo han demostrado. Jamás han comprendido que el paraguayo, el original, el cazador-recolector, no se agrada del comunismo; y el socialismo, para ellos, es demasiado “cheto” para comprender sus milenarias costumbres. El champan y el caviar no lograron convencerlo en 500 años.
La única que logró entender algo del pacto social y político que necesitábamos, desde la izquierda, fue Esperanza Martìnez; pero, probablemente era la única que tenía autoridad moral para sacar la cara. Fue una excelente ministra de salud. La otra que llegó al curul de los intocables es Johana Ortega. Aún no sé si su trampolín fue su juventud y elocuencia, o su mente brillante, veremos.
Y vean que muchos de nosotros no culpamos a los colorados; ellos arrojaron muy bien sus cartas. A escondidas, con sus señas arteras y antiguas, como siempre. Tienen el oficio del poder que en Paraguay tiene un costo muy barato, el dinero. Tienen un cajero con más de siete vidas que, probablemente solo levantará su apuesta comprando agentes de la DEA y de la CIA. Tiene poco riesgo y demasiado que perder. “Todos los hombres tienen su precio, yo no sé el mío, pero todos tenemos, decía Napoleón. HC sabe encontrar la cotización de las personas.
Estos pensamientos no lo sostengo basado en emociones, sino en evidencia claves: El Frente Guazú se borró en el día D, es como si hubieran recibido la instrucción de abandonar sus mesas. Lugo jamás se pronunció personalmente a favor de la Concertación. El único momento histórico que se enamoró del liberalismo fue cuando éste lo llevó al Palacio. A partir de ahí nunca disimuló su odio hacia la derecha. Era un auténtico representante de la Teología de la Liberación. Cree que Dios solamente está entre los pobres. A los ricos se los debe dejar que produzcan para luego repartir entre los pobres. Con su lente hu y su famosa agenda de la ambigüedad jamás estuvo verdaderamente con Efraín. A Sixto eso le alegró, a Querey le confundió y a Richer le enmudeció. Ahora no existen.
Payo Cubas representa la confusión y el hartazgo hacia el trapo y la polca. Le votaron muchos jóvenes cuyos padres crecieron bajo la dictadura, balbuceando contra el comunismo y el liberalismo. Ellos no tienen la culpa de que la oposición no sea creativa. Y seguiremos sufriendo esta pocilga política mientras alimentemos al chancho.
Seguimos siendo mayoría opositora en el Paraguay. Pero ellos han comprendido hace 70 años el viejo lema de “divide y vencerás”. Tenemos dos caminos, el balotaje o la aceptación de los abusos y la alienación colorada mediante la afiliación. Yo y mi familia seguiremos en la lucha. Tal vez dentro del país, o mediante un autoexilio.
Concertación, QEPD
Luis María Fleitas Vega

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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