Una ruptura de pareja de por sí es dolorosa, pero cuando hay niños de por medio el sufrimiento es doble, por ende, generar entornos seguros basados en el respeto es uno de los deberes más importantes de los padres.
Diálogo, transparencia y mantenerlo al margen de los conflictos son claves para cuidar la salud mental de los pequeños de casa.
Los niños aprenden de lo que observan y si los padres entran en descalificaciones y competiciones, enviarían un mensaje equivocado sobre lo que son las relaciones. Hay que entender que el amor es incondicional. No depende de las elecciones o preferencias de los hijos.
La psicóloga clínica Anabeth Wentzensen comentó que una vez que ocurre una separación, lo apropiado sería que ambos comuniquen la decisión a los hijos pero en un ambiente en un ambiente tranquilo, con términos sencillos, apropiados para la edad y de forma clara.
“Es primordial que el niño o adolescente perciba que va a seguir siendo querido e importante para ambos, a pesar de la separación de la pareja. En todo momento se debe transmitir tranquilidad, y sobre todo responder a todas las dudas a fin de evitar generar ansiedad”, señaló la especialista.
Otro punto importante es validar las respuestas emocionales de los hijos, que podrían ser desde irritabilidad, tristeza, agresividad hasta conmoción y sobre todo respetar su proceso de toma de conciencia.
Tras la separación, los niños deben adaptarse a una situación tan novedosa como desconocida. Deben saber que no son responsables de la ruptura, que ambos padres los quieren y que sus necesidades serán satisfechas.
En los casos de custodia compartida hay que proporcionar estabilidad y seguridad a los hijos para adaptarse con normalidad a la nueva situación. Es decir, en sus rutinas diarias (horarios, pautas educativas, deberes, etc), procurando mantener el mismo entorno, permitiéndole conservar sus amistades y actividades extraescolares.
La psicóloga nos responde interrogantes acerca de este tema:
¿Qué consecuencias psicológicas puede traer un divorcio para los hijos?
La separación va afectar a los niños dependiendo de la edad, las características personales de cada hijo y, sobre todo, del modo de afrontamiento de los padres; es decir, los niños muy pequeños aun no poseen las capacidades de comprensión, sin embargo, en la adolescencia la afectación suele ser mayor por el nivel de conciencia de los mismos.
Muchas veces, más que secuelas emocionales suelen traer alivio a los mismos ya que convivían en un ambiente tóxico y desadaptativo.
¿Cómo podemos ayudarlos a superar nuestro divorcio?
Existen dos aspectos claves, primero la manera de reorganizar la vida de los hijos en torno a la separación, tratando de mantener las rutinas, hábitos y disciplina cotidianas, previamente establecidas.
Segundo, respetando el proceso de adaptación de los chicos en este nuevo sistema de convivencia. Además, sería importante el acompañamiento psicológico por un profesional para evitar problemas emocionales futuros.
Por último, cabe destacar la importancia de velar por el mundo interior del niño proporcionándole seguridad, estabilidad y apartándolo de los conflictos o desacuerdos de los adultos.
Algunos tips a tener en cuenta para los padres:
Aclarar con quién va a vivir y establecer días de visita para el otro.
Separar las diferencias que llevó a la ruptura de la educación de los hijos.
No hablar mal del padre/ madre frente al hijo.
No utilizar al niño como confidente o mensajero.
No interrogar al chico cuando llega de la casa del otro.
Establecer una buena comunicación entre ambos, validar las habilidades del otro para educar y ponerse de acuerdo en cuanto a la disciplina/ rutinas del hijo.
