En los últimos días los casos de ciberataque han aumentado considerablemente afectando gravemente al Estado paraguayo. Las autoridades dan respuestas muy tibias sobre lo que podría ser un peligro para la propia seguridad nacional. Un país a la deriva.
El pasado domingo 7 de enero, la Dirección General de Tecnologías de la Información y Comunicación de las Fuerzas Armadas (FFAA) emitió una alerta oficial a sus instituciones sobre posibles efectos que podría causar una infección de ransomware, un virus que puede impactar significativamente comprometiendo backups, páginas web, correo electrónicos y sus almacenamientos en las nubes.
El ciberataque pone en peligro datos de una cantidad indeterminada de compañías, lo que significa una gran amenaza para puestos de trabajos, para la economía e información sensible de los ciudadanos.
De tal modo que, Data Center Paraguay también fue víctima del ciberataque y afectó al Estado, debido a que la semana pasada cayó el sistema de legalizaciones de la Cancillería. Esto ha generado caos en trámites de documentación y demoras de hasta 4 horas, causando molestias en las personas.
Los “hackers” secuestran datos y piden recompensas millonarias para luego “devolverlos”, pero no se tienen garantías de recuperación.
Lamentablemente, las autoridades que nos gobiernan dan respuestas muy tibias sobre lo que podría ser un peligro para la propia seguridad nacional. Un claro ejemplo, el viceministro del Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (Mitic), Juan Ardissone, comentó a la 1020 AM que “sufrir un ciberataque es algo que nos puede pasar a todos”.
Asimismo, agregó que “trabajaremos en conjunto para ver cómo mejorar. Hay diversas técnicas para que los servicios que caen tengan una recuperación rápida”.
No obstante, no informan detalladamente sobre la ciberseguridad y de cómo evitar caer en este tipo de crimen virtual. Las instituciones que manejan información sensible necesitan priorizar más la ciberseguridad, especialmente aquellas entidades que resguardan todo tipo de datos de los ciudadanos que puedan comprometerlos.
La presión mediática para acciones concretas de neutralización de la amenaza debe hacerse sentir más que nunca, ya que esto significa un peligro para todos sin distinción alguna.
