Cada incendio desatado en Asunción y conurbano despierta los viejos fantasmas del Ycuá Bolaños. Es, literalmente, una prueba de fuego para el sistema, tanto para la administración municipal como para comerciantes e industriales. También para los bomberos ya que ellos saben, mucho mejor que el resto, todo lo que se arriesga en un incendio.