Una de dos: o el Ministerio de Hacienda se ha dejado engañar mansamente, o hay connivencia en uno de los casos de evasión fiscal más escandalosos de la historia del fisco paraguayo.
Después de guardar prisión preventiva por algunos meses, el protagonista de uno de los escándalos fiscales más grandes del Paraguay es beneficiado con la libertad bajo fianza mientras se sustancia el resto del proceso que investiga el escamoteo al Estado de decenas de millones de dólares. El juzgado había acordado el pago en cuotas de una crecida multa por la enorme cantidad adeudada a la SET. Pero hete aquí que, liberado el procesado, el compromiso no se cumple y ahora Hacienda habla de demandar al incumplidor.
Una simple pregunta: ¿Con quien creía la SET que estaba negociando, con Mahatma Gandhi, con la madre Teresa, con San Francisco de Asis?
Estamos hablando de evasores consuetudinarios, por sumas monstruosamente grandes, que se han estado riendo en la cara de turno tras turno de ocupantes del ministerio de Hacienda y sus reparticiones impositivas y, es probable, comprando su silencio a lo largo de los años.
Es una constante que quienes se dedican a los negocios torcidos, a apropiarse de licitaciones públicas dibujando facturaciones y obligaciones impositivas, solventando redes de usura, negociando en negro en el oscuro submundo de los pases del futbol profesional o lucrando con el juego ilegal, acaban desarrollando un músculo evasor muy potente. Ese tipo de personas no tiene ningún empacho en firmar lo que se les ponga enfrente, por muy duros que sean los términos del compromiso emergente, porque no tienen la menor intención de cumplir su palabra ni honrar acuerdo alguno porque se mueven en el mundo de la mentira y el ocultamiento.
Tendríamos que pensar que el Ministerio de Hacienda y sus oficinas operativas han estado obrando de buena fe y que su propósito es recuperar el enorme patrimonio que le está siendo arrebatado por la vía de la evasión. De hecho, la cartera ha logrado ejecutar más de 40 procesos por evasión fiscal que involucraron a 1.569 contribuyentes, y que hasta 2017 permitieron la recuperación de Gs. 365.000 millones, con deudas a cobrar -ese año- por Gs. 1 billón 236.000 millones.
Esperemos que la megaestafa fiscal más rimbombante de los últimos años caiga en la casilla de “cuenta cobrada” y no en la categoría de “paga Dios”.
