miércoles, octubre 29

Caminar para vivir

No está mal calcular el tiempo, dimensiones, kilogramos que tengamos y costo de lo que adquiramos para hacer algo en particular, más existen conjeturas que no sirven sino perjudican. Álvaro Puche, licenciado en Ciencias del Deporte dice que: «El famoso número de pasos es un mito que ha hecho mucho daño. No hay que hacer mucho, sino hacerlo con la intensidad necesaria», para hacer que esa sana tarea física dé respuestas efectivas a nuestra salud interna como externa. Puche reconoce que su mayor motivación es poder mostrar a la persona el poder sanador que contiene dentro de su propia fisiología. 

La recomendación general es caminar entre 7.000 y 10.000 pasos al día para obtener beneficios significativos para la salud cardiovascular, metabólica y mental. Sin embargo, estudios recientes sugieren que incluso dar entre 4.000 y 7.000 pasos al día ya puede reducir el riesgo de mortalidad en adultos y mejorar la salud general. 

Es habitual que estemos acompañados no solo con teléfonos sino también con relojes inteligentes que nos pueden informar de nuestra presión sanguínea, cómo los pasos que hagamos o el tiempo y distancia del recorrido hecho caminando o corriendo. Puche es rehabilitador metabólico y divulgador científico español especializado en poblaciones especiales, este especialista asegura que disfruta ayudando a personas que, «por distintas circunstancias vitales, se sientan alejadas de su estado óptimo de salud, bajo su lema: ‘Mente sana en cuerpo sano'». 

Es autor de manuales de entrenamiento de fuerza para personas mayores que no son personas que se hayan accidentado o se encuentren en recuperación, pero con la edad y tiempo de vida, el cuerpo no es el mismo porque las articulaciones, la musculatura y su capacidad y fuerza, y naturalmente dejan de tener la misma capacidad  que durante la juventud. Periodo en el que habitualmente no calculamos, nos precipitamos a lo que sea, creyéndonos imbatibles, hasta accidentarnos, y si llegamos a terapias, pensamos, algo tarde en lo que y cómo lo debíamos hacer  para evitar complicaciones. 

Caminar da vida

En una entrevista una pregunta en relación a  la caminata responde; “muy probablemente sea porque la caminata es un medio sencillo y muy pragmático de forma de movimiento. También se relaciona históricamente la caminata con el concepto de envejecimiento activo. Sin lugar a dudas, caminar es maravilloso”. Hay que tener en cuenta que caminar es una de las formas más sencillas y beneficiosas de ejercicio, porque;

  • Mejora la circulación: Ayuda a prevenir enfermedades cardíacas, sube el ritmo cardíaco y reduce la presión arterial.
  • Fortalece el corazón: Un corazón más fuerte bombea la sangre de manera más eficiente para el cuerpo.
  • Reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares (acv): Caminar regularmente disminuye significativamente este riesgo de sufrir incómodos ACV.

El caminar también;

  • Fortalece los huesos: Contribuye a detener la pérdida de masa ósea y reduce el riesgo de fracturas, especialmente de cadera en mujeres posmenopáusicas.
  • Tonifica los músculos: Fortalece los músculos de las piernas (cuádriceps, isquiotibiales, glúteos, pantorrillas), el abdomen y la espalda.

Además;

Ayuda a perder y mantener el peso: Quema calorías (alrededor de 200 en una caminata enérgica de 30 minutos) y ayuda a reducir la grasabdominal.

Acelera el metabolismo.

Y;

  • Sube el estado de ánimo: Libera endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y mejoran el bienestar emocional.
  • Disminuye el estrés y la ansiedad: Es una excelente actividad para relajarse y mejorar la salud mental.
  • Estimula la función cerebral: Favorece la función cognitiva y puede reducir el riesgo de demencia.

Por todo esto es importante meter en la rutina diaria una buena dosis de caminata por todos sus efectos positivos en el organismo y en la prolongación de la vida.