Si la seguridad interna se solucionara cambiando funcionarios…
Si algo muestra el postestronismo es que ha dado a mucha gente la oportunidad de ocupar algún cargo de campanillas en el entorno palaciego. Si los ministros de Stroessner junto al dictador (Montanaro, Barrientos, Peña), en lo que va del periodo democrático los ministros, viceministros y otros empingorotados protagonistas del poder político deben escanciar a los apurones las mieles del poder porque la destitución puede sorprenderlos una madrugada, en algunos casos, a través de un tuitt o un whatsapp.
Hay algunos ministerios en los que el funcionariado medio o raso ni siquiera ha llegado a conocer al nuevo ministro y su circulo de confianza. Relaciones Exteriores, Industria y Comercio, Educación y Ciencias han experimentado con demasiada frecuencia la fugaz presencia de sus nuevos titulares tal como sucede en los santuarios de las aves migratorias que llegan, repostan y siguen vuelo, un “touch and go” dicen los pilotos.
Interior es uno de esos ministerios. Desde Orlando Machuca Vargas el 3 de febrero de 1989 hasta el ministro actual (digamos, las 15.30 de este jueves 3 de febrero de 2022), pasaron por el edificio de Montevideo y Estrella primero y Manduvirá y Chile ahora, 32 ministros, a una tasa promedio de 1,03 ministros por año. El Viceministerio de Seguridad Interna, por su parte, tuvo -mal contados dada la escasez de fuentes de datos- ocho titulares, a razón de un viceministro cada 2,99 años. La cantidad de relevos de Jefes de Policía y luego Comandantes de Policía llenaría una guía telefónica de las de antes. Ayer, la lista se renovó.
Si se va Giuzzio y viene otro en su lugar, ¿Qué va a cambiar? Qué cambió entre Orlando Fiorotto (2003) y Nelson Mora (2004), o entre Carmelo Caballero (2012) y Francisco José de Vargas (2013). Los pocos o muchos logros que pudieron haber alcanzado esas, y otras, administraciones quedaron invariablemente incinerados por el incendio político que rodeó cada transición.
Cada relevo es un revuelo. El “nuevo” llega con ideas propias y la maquinaria tiene que adaptarse al nuevo maquinista. Reuniones, instrucciones, estrategia, etc. Mientras, delitos como el narcotráfico, el narcomenudeo, los asesinatos por encargo, los secuestros y los atropellos de propiedades siguen su curso invariable, ganando terreno, ocupando espacios y cobrando víctimas.
Quien sabe, a lo mejor el nuevo ministro…