El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, comienza este lunes una gira latinoamericana para acercar posturas con Colombia, Chile y Perú, ante el giro a la izquierda de sus Gobiernos, la crisis migratoria y la creciente influencia de China en la región.
El líder de la diplomacia estadounidense mantendrá encuentros de alto nivel con el presidente colombiano, Gustavo Petro, en Bogotá; con el chileno, Gabriel Boric, en Santiago, y con el peruano, Pedro Castillo, en Lima, donde también participará en la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Acompañado de Juan González, el principal asesor para Latinoamérica del presidente Joe Biden, Blinken intentará sortear las diferencias ideológicas con esos mandatarios para explorar áreas de cooperación en materia migratoria y de combate al narcotráfico.
El viaje arranca además un día después de las elecciones clave de este domingo en Brasil, donde una eventual victoria del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva consumaría el giro a la izquierda de la región.
En una llamada con periodistas, el encargado de América Latina en el Departamento de Estado, Brian Nichols, dijo que el acercamiento a estos tres Gobiernos no está relacionado con su postura ideológica.
«No juzgamos a los países en función de su posición en el espectro político, sino en función de su compromiso con la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos», señaló.
TRES PAÍSES, TRES PRESIDENTES
La primera parada de la gira será en Colombia, que históricamente había sido el gran aliado de Estados Unidos en la zona.
Washington observa con mucha atención la reciente llegada al poder de Petro y su oposición frontal a la guerra contra el narcotráfico patrocinada por Estados Unidos durante décadas.
Blinken le propondrá una «estrategia integral» para frenar el tráfico de drogas que ponga énfasis en las alternativas para los campesinos de cultivos ilícitos y la defensa del medioambiente.
El acercamiento de Colombia con Venezuela, cuyos Gobiernos acaban de restablecer relaciones diplomáticas, también estará en la agenda del secretario de Estado en su visita a Bogotá.
Washington quiere que Petro intermedie para que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, reanude el diálogo con la oposición interrumpido el año pasado.
En medio de la crisis energética por la guerra de Ucrania, Estados Unidos ha prometido aliviar sanciones al país petrolero si el Gobierno de Maduro se sienta con los opositores.
El miércoles, Blinken visitará Santiago para reunirse con Boric, un mes después del referéndum en el que una abrumadora mayoría de chilenos rechazó el proyecto de nueva Constitución.
Boric, que asumió el cargo en marzo, ha insistido en que Estados Unidos debe tratar a los países latinoamericanos como socios iguales y no como subordinados.
Sin embargo, también ha sido crítico con las violaciones a los derechos humanos en países como Venezuela o Nicaragua, una postura que lo acerca a Washington.
El jueves, Blinken se entrevistará con Castillo en Lima, en medio de la inestable situación política de Perú, donde el Ministerio Público investiga al presidente por encabezar supuestamente una trama corrupta, entre otras causas.
El narcotráfico también será un tema a abordar en esa reunión, puesto que Estados Unidos ha presionado a Perú para que recupere los niveles de erradicación de cultivos de coca previos a la pandemia de covid-19.
LA CRISIS MIGRATORIA EN LA AGENDA
Pero si hay un asunto que tratará el líder de la diplomacia estadounidense en todos sus encuentros es el de la crisis migratoria del continente, que ha derivado en cifras récord de llegadas de indocumentados a Estados Unidos.
Washington quiere que todos los países de tránsito hagan esfuerzos para acoger a los migrantes, de modo que se reduzca la presión sobre la frontera estadounidense.
Blinken visitará en Colombia una estación migratoria para demostrar su apoyo al estatuto temporal para migrantes venezolanos, una política que considera un ejemplo para el resto de países.
Asimismo, durante la Asamblea General de la OEA en Lima y en una reunión ministerial paralela sobre migración, dará seguimiento a la implementación de la declaración de Los Ángeles en la que una veintena de países se comprometieron a frenar los flujos migratorios.
Con su participación en la Asamblea de la OEA, Blinken tratará de escenificar también el compromiso de su país con esta organización, debilitada por fricciones internas desde la crisis de Bolivia de 2019.
En la llamada con periodistas, el subsecretario Nichols rebatió las críticas de que el Gobierno de Biden estaría descuidando su relación con América Latina mientras esos países incrementan su cooperación con China.
«Nunca antes habíamos tenido una relación tan fuerte con la región. Hemos redoblado los esfuerzos y la asistencia para ayudar a los países a lidiar con los problemas migratorios proporcionando cientos de millones de dólares», ejemplificó. EFE