lunes, diciembre 29

Ansiedad y festejos

La ansiedad es un estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo. Es la respuesta natural del cuerpo ante el estrés, pero se vuelve un problema cuando esa respuesta se activa sin un peligro real presente e incide en lo que sintamos, pensemos y actuemos hacia lo que tengamos presente e incluso hacia nosotros. Aunque sea algo orgánico es posible regular este estado, alimentándonos adecuadamente, haciendo ejercicios físicos ligeros. O aplicando la Técnica 5-4-3-2-1, que consiste en:

5 cosas que puedas ver.

4 cosas que puedas tocar.

3 sonidos que puedas oír.

2 olores que puedas percibir.

1 Tener un pensamiento positivo).

Un psicólogo hace unas reflexiones de un psicólogo sobre lo agotadoras que pueden ser las fiestas de fin de año, momentos en los que creemos no puede o no debe existir tristeza, enojo o ansiedad, más es normal que también estemos preocupados por lo que pasa o pasará en los festejos con quienes o donde nos toque estar. 

Según algunos estudios, la melancolía, el odio y los sentimientos depresivos repuntan en estas fechas, lo que sugiere atender cuándo y cómo surjan y que no nos lleven a cometer desagradables accidentes para nosotros o con quienes nos encontremos en navidad o año nuevo. En una época tan agitada y exigente socialmente, muchas personas no pueden lidiar con estados que fluctúan entre la alegría desmedida o estados de manía o sentirse abrumados. Aunque piense que no es posible estar ansiosos en momentos importantes del año cómo la navidad y año nuevo, es natural también que estemos ansiosos.

Se profundizan a fin de año

Las cenas navideñas y compromisos familiares son uno de los principales focos del estrés psicológico en Navidad. El sentido de pertenencia se transforma en una obligación social que confronta con el deseo de autonomía personal. Surge así la culpa por no estar presente en determinados eventos que pertenecen a una época que parece que nos dice que hay que reunirse a toda costa, como sea y con quien sea, aunque los conflictos resurjan y el gasto en nuestro bolsillo sea difícil de soportar. 

La sociedad nos dice que la Navidad y el encuentro de fin de año son épocas del año de celebración, aunque especialmente exigente, que implica reencuentros con amigos, obligaciones familiares, comilonas, regalos, compras interminables y vacaciones escolares que pueden suponer una maratón difícil de superar para quien no tiene soporte familiar o económico para el cuidado de sus hijos. Hay a quienes no les queda más remedio que reflexionar sobre el concepto de familia, ya sea debido a pérdidas o por ausencias, o quienes se estresan por los regalos que se deben comprar (si es posible), si es que su situación económica lo permite.