Nuestras vidas no son lineales, al igual que una montaña rusa, tienen momentos de
alegría y otros de dificultad. En días oscuros es común caer en la desesperación. Pero
recordar los buenos tiempos pueden ser candelas que ayuden a iluminar el camino.
Esos momentos de felicidad, risas y logros alcanzados son prueba de que la alegría
existe, incluso cuando parece desconocida e imposible de alcanzar.
Somos conscientes de que la nostalgia puede ser dolorosa muchas veces, pero no se
debe de usarla como un ancla al pasado, sino como combustible para buscar nuevos
horizontes. Los buenos recuerdos nos hacen saber que somos capaces de ser felices
por más frío que resulte el presente. Pues, así como llegaron las tormentas, también
volverá a brillar el sol para nosotros.
Toda esperanza es un acto de resistencia en este mundo lleno de incertidumbre.
Cuando la realidad nos sobrepase, mirar hacia atrás no es debilidad, es fortaleza
emocional. Es descubrir que ya superamos momentos fuertes antes, y que, con el
tiempo, tal vez un nuevo amanecer a nuestro favor podría llegar. Los buenos tiempos
no se han ido, solo están en pausa. Quizá no vuelvan exactamente como antes, pero
sí en nuevas e inesperadas formas.
Mientras ese momento de gloria siga a la distancia, atesoremos entonces todo lo
aprendido y preparemos corazón y mente para lo que sea. Hubo luz anteriormente, y
volverá a haberla en el futuro. Solo piensa en los buenos tiempos… y que muy pronto,
volverán de nuevo.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion e intereses particulares