Una vuelta más sobre el tema vacunas, para que no queden dudas acerca de la vigilancia que debemos ejercer como ciudadanos sobre este programa esencial para la salud pública. Hasta el martes 22 de febrero se llevaban contabilizados en todo el país 3.101 fallecidos, con 661 hospitalizados, 250 de ellos en terapia intensiva. Este es el cuadro grave que expone a la población a un riesgo extremo para su salud.
Hasta hace algunas semanas, la humanidad venía peleando la pandemia con aislamiento social, uso de elementos atenuantes para la difusión del virus, tales como usar tapabocas y alcohol gel, evitar aglomeraciones, acentuando el homeworking y dividiendo en turnos la fuerza natural activa.
Era lo único que podíamos hacer… hasta tanto aparecieran las vacunas que permitieran elevar los umbrales de inmunidad de la población.
Bien. Las vacunas aparecieron. Aunque se está forzando su uso antes de que se cumplan los periodos de observación de campo a que usualmente se somete cualquier vacuna, los resultados son alentadores. En Estados Unidos, que marcha a la cabeza en impacto de la pandemia (499.000 fallecidos, 28.800.000 infectados), se ha notado una desaceleración de casos y una disminución de las fatalidades a partir de la profundización de las medidas terapéuticas y la aplicación de vacunas.
Israel ya tiene inoculado el 60% de la población con tres tipos de vacunas y se apresta a volver a la normalidad en marzo. Lo mismo planea el Reino Unido mientras Francia, Alemania y España avanzan con mayor lentitud pero con resultados palpables en cuanto a la eficacia del programa de inmunización.
Que quede entonces claro: la vacuna funciona, contribuye a frenar la pandemia, baja el número de hospitalizaciones y, sobre todo, evita muertes, protege efectivamente al personal médico en directo contacto con los enfermos y también a adultos mayores de 70 años, así como a personas con factores de comorbilidad como diabetes, hipertensión y síndromes EPOC. En estos sectores de la población es donde se concentra el mayor porcentaje de muertes. ¿Está claro
Advertencia: Cualquier persona fuera de esos parámetros que reciba la vacuna antes de que le llegue su turno, estará cometiendo un delito de lesa humanidad. Todo el personal público que se involucre en un fraude a la salud pública semejante deberá ser procesado.
Gabinete y fiscales, atentos.
